
Mientras daba gracias al Señor, venían a mi mente las maravillas que por medio de esta gracia he podido experimentar en Cristo; que regalo tan maravilloso y costoso el que hemos recibido.
Ahora entiendo con claridad estas palabras que fueron dichas por el apóstol Pablo: "Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer de su buena voluntad" (Filipenses 2:12-14)
Y cómo no cuidarla? y cómo no estar atentos? pues aún cuando yo no hice nada para obtenerla, hubo uno que si hizo lo que yo no podía hacer; y ésta, la Gracia, se ha convertido en mi respirar, mi andar, mi levantar, la razón de mi vivir; pero no es para menos, pues lo que ocurrió aquel día fue algo sin igual. El ojo natural no podía entender lo que en el mundo, en el cosmos y en el mundo espiritual estaba sucediendo aquel día.
El Creador de los cielos, de la tierra y de todo cuanto existe, (Juan 1:3) ha decidido despojarse a si mismo y tomar forma de siervo, se hizo semejante a mi; más aún se humilló a si mismo, haciéndose obediente, hasta morir en la cruz, (Filp. 2:6-9) y esto por amor a mi; No lo merecía, pues al igual que todos los demás estaba muerta y alejada de las promesas de Dios. No era parte del pacto de Dios y no merecía que El muriera para que yo pudiera vivir. Mi Dios no estimó el ser Dios para tomar esta decisión tan grande. Quien puede entender esto?
El acta que había contra mi, que me era contraría y me condenaba, la clavó allí en esa cruz. (Col.2:14) a El le fue cargado mi pecado y aquel que me condenaba tuvo que enfrentarse contra mi Señor y Dios. Esta escrito que El, mi Dios, despojó a todos los principados y los exhibió públicamente y triunfó sobre todos ellos, de tal manera que hoy pueda yo experimentar y vivir esa victoria que ganó y que ha dispuesto para mi.
Un mundo espiritual en guerra por mi causa y la victoria es de mi Dios. Un mundo físico en guerra por mi causa y la victoria ha sido de mi Dios (Juan 16:33). Un cosmos que no puede entender como el Señor de Señores decide bajarse y humillarse para morir en la cruz. Y en todo lo que hacía estaba yo, pues no lo hacía por El, sino por mí. Pagó, peleó, murió y resucitó para que hoy pueda yo vivir.
Me ocuparé, si me ocuparé de este precioso regalo. De esta Gracia que inmerecidamente recibí. No por temor a perderla, porque El me la ha dado y es eterna; mas bien por amor a mi Señor. Al que ha vencido y me ha dado la victoria.
A El sea toda la alabanza y toda mi adoración. Mi amado Jesús ahora entiendo las palabras de Pablo cuando dijo "ya no vivo yo, sino que tu vives en mi y lo que ahora vivo, lo vivo en la fe de lo que has hecho por mí".
Estoy infinitamente agradecida porque ahora en todas las cosas eres magnificado en mí. Jesús quiero decirte que te amo y doy gracias por cada uno de aquellos que al igual que yo han recibido tu salvación y oro por aquellos que aún no te conocen, para que puedan conforme a tu propósito experimentarte, conocerte y vivir para ti.