19 julio 2016

Conocereis la verdad y ella os hará libres







Haz visto alguna vez la mirada de un niño que no tiene esperanza? el andar de una mujer que vestida de Negro camina sin rumbo y sin identidad? el desasosiego de una familia que se llama cristiana y dice adorar a Dios pero internamente el dolor y la desesperanza le consume?

Así fué aquella visión que recibí aquella mañana;  mi corazón se inquietó hasta lo sumo y entonces pregunté: Señor que me quieres entregar?

El pasaje que me fué entregado era el de Gálatas 4: “Decidme, los que queréis estar bajo la Ley: “No habéis oido la Ley?, pues está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y el otro de la libre; pero el de la esclava nació según la carne; pero el de la libre, en virtud de la promesa.  Esas dos mujeres son los dos Pactos; el que proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; este es Agar, pues Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, ya que ésta, junto con sus hijos , está en esclavitud. Pero la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre

Y continúa el mensaje: Así que, hermanos, nosotros, Como Isaac somos hijos de la promesa. Pero Como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también es ahora.  Echa fuera la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava; De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre”.

Si pudieramos claramente observar Como el vivir bajo la Ley produce hijos de esclavitud, sometidos a parámetros, reglas y juicios, los cuales ponen peso, un yugo que ningún ser humano puede quitarse de sus hombros, ni cumplir. Si pudieramos ver Como esa esclavitud llega al punto de someter a las personas hasta impedirles ver quienes son en Cristo y lo que Dios ha hecho por ellas; Caminan Como vendados sus Ojos y su corazón en completa amargura.  Viven sin esperanza, Como si Cristo no hubiera hecho nada por ellos. Dependen de su efuerzo, y su propia decisión para recibir el amor de Dios. Atados a tradiciones y costumbres de los hombres; y esto es lo que enseñan a otros.

Es interesante experimentar que esta Ley es la que en muchos lugares se predica hoy en día a los creyentes. El cuerpo de Cristo, el cual está llamado a ser libre, ha sido cautivado en esclavitud por aquellos que diciendo conocer a Cristo realmente no le siguen ni le conocen. De ser así a Cristo predicarían.

Es para esto que nos ha salvado el Señor? Acaso no dice El  mismo en Juan 8:31 que conoceremos la Verdad y ella nos hará libres? Jesucristo mismo dice en Juan 14:6 “Yo soy el Camino, la verdad y la vida” es decir que si le conocieramos verdaderamente a El, estaríamos conociendo la Verdad, la cual nos hace libres y no esclavos.

Nos ha dado Vida, y no cualquiera, pues es vida en abundancia,  y vida eterna, para que vivamos para El, disfrutando de la libertad que es en Cristo.

Entonces algunos dirán: Quiere decir esto que podemos andar de cualquier manera pues a libertad fuimos llamados? La respuesta está Clara en Romanos 6 donde se nos dice:  De ninguna manera, porque los que hemos muerto al pecado, Como viviremos aún en él? y continua la respuesta O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?; a fin  de que Como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.

Amados de Dios y nuestro no hay regalo más grande que Jesucristo mismo, el cual es la Gracia, la Verdad y a Vida. El es el autor y consumador de nuestra salvación. En El estamos libres de la ley del pecado, de la muerte y podemos disfrutar de su presencia para adorarle y estar en contínuo agradecimiento y entrega.

Hoy la invitación que quiero hacerle es que su corazón se regocije en El, que pueda vivir en el gozo permanente del Señor y que intensamente glorifiques su nombre. Pues no  esta bajo el gobierno de la carne, ni de la ley, sino de Cristo; la ley del Espíritu de Vida en Cristo.


Cuan delicioso es experimentar que somos hijos de luz, reflejamos la luz del dador de vida, la luz de nuestro Dios. Cristo mismo morando en nosotros y viviendo a través de su iglesia.

Sean todos bendecidos en ese precioso nombre Jesucristo el Hijo de Dios.


Jeanneth Sierva de Cristo y ministra del Nuevo Pacto


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