Introducción
Esta parte es la continuación de la primera, vista bajo la lupa del nuevo testamento. Como antes había referido el antiguo testamento nos muestra al que habría de venir y manifestarse posteriormente, Jesucristo, para solucionar la trágica situación de la muerte espiritual del hombre, su relación con Dios y su vida sobre la tierra.
En el nuevo testamento, podemos leer claramente su palabra revelada libre de símbolos ya que el velo que nos separaba en cuanto a Dios fue roto por Jesucristo, en el nuevo podemos decir claramente esta palabra escrita es para la iglesia de Jesucristo o sea para nosotros.
Para comenzar a tratar este tema partiremos de donde concluimos, es decir que recibimos una herencia adámica atreves de nuestros padres terrenales, es decir una herencia en carne y sangre, un cuerpo mortal contaminado del pecado de Adán, un alma la cual esta manchada también por este pecado y un espíritu muerto lamentablemente también por esta misma causa.
Que tremendo contraste con respecto al comenzar del hombre sobre la tierra: mientras en el viejos nacimos completos, llenos de la misma vida de Dios; en el nuevo comenzamos con que estamos muertos en delitos y pecados, recibimos una muerte como consecuencia de una iniciativa del hombre, de Adán, quien sabiendo lo que estaba haciendo con respecto al fruto prohibido, comió y por consiguiente murió y todos heredamos la muerte y contaminación de él.
1. Nacimos muertos.
En romanos 5:12 dice así la palabra de Dios: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
En esta verdad bíblica podemos ver varios aspectos:
a. El pecado
No podemos olvidarnos de este flagelo en la vida del hombre, ya que este fue la única causa de la muerte de Adán y nuestra. No podemos olvidarnos del estado lamentable en que nos dejo Adán: Muertos por el pecado. Tenemos que estar consientes de él, tenemos que saber también que Dios odia al pecado, aunque ama al pecador, mas no por el pecado, sino por su gracia y misericordia.
b. Adán
Ay un agente, alguien con el cual esta enfermedad mortal y contagiosa llego a toda la humanidad, este fue Adán, por él fue que el pecado llego al mundo. Sin embargo no tenemos por ningún momento que olvidarnos de donde provenimos nosotros, ya que todos sin excepción alguna venimos de Adán, y llegamos en la misma naturaleza que él nos dejo: un cuerpo y un alma, sin espíritu.
c. La consecuencia
La consecuencia del pecado es la muerte, pero cual muerte preguntaran algunos, ya que nacimos vivos: la espiritual la que nos dejo Adán, la que el pecado mato. Esta muerte dice el mismo verso paso de hombre a hombre, desde Adán hasta nosotros. Este es el lamentable estado en que nacimos y muchos viven aun en este estado.
d. La incapacidad total.
Quedamos totalmente incapacitados para poder hacer algo por nosotros mismos para solucionar nuestro problema de muerte, de condenación, ya que un muerto, muerto esta, ni siquiera deseos de recibir vida puede tener, no nos olvidemos cuando tratamos en la primera parte la primera actitud que Adán y Eva tuvieron después de pecar por primera vez: Huir de la presencia de Dios y esconderse de él.
Algunos de nosotros podemos quizá pensar como yo mismo pensaba cuando alguien enviado por Dios comenzó a predicarme del evangelio de salvación. Recuerdo muy bien mi respuesta y mi actitud: “Vaya con su predica a otro lado, yo he oído de Jesucristo desde que tengo uso de razón” contestaba, solo que como la misma palabra dice: “de oídas había oído” no había nacido de nuevo y mucho menos tenia una relación con El; lo que tenia no era mas que una tradición religiosa que me cegó por años. Yo creía y así se lo dije alguna vez a mi amorosa esposa cuando ella misma trató de enseñarme de Jesucristo: “Yo soy bueno” le dije a ella, y proseguí diciendo: “No ves que soy un buen esposo, un buen padre, hasta un buen vecino, a nadie le hago daño, ni robo, ni mato, ni cosa parecida.” Yo me bastaba así mismo y no necesitaba a ese Cristo ni a la solución que me ofrecían por medio de su evangelio.
Años después cuando el mismo Señor me atrapo, cuando el mismo Señor me derribó del pedestal terrenal que tenia, y por medio de su santo Espíritu me convenció de pecado y de juicio, me daría cuenta que nada de lo que yo pensaba era verdad y que mis obras aparentemente buenas, no servían para nada, es mas dice la palabra que son como trapos inmundos delante de Dios.
La Biblia enseña claramente en Romanos 3:10-12: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”
Que terrible, No hay justo, ni aun uno, y después dice: Todos, esto me incluye a mi y a ti, en este terrible estado de muerte quedamos después de Adán y muchos de nosotros, los que la salvación que Jesucristo ofrece por medio su evangelio aun no se ha manifestado, así podemos estar viviendo.
2. El contraste entre nuestro estado y la iniciativa de Dios
Efesios 2:
Quisiera estudiar este texto bíblico con especial cuidado ya que nos da una revelación completa desde el comienzo de nuestra vida terrenal, el estado en que vivíamos, la obra de Jesucristo, la manifestación de la salvación y la vida abundante sobre la tierra. Iremos parte por parte.
a. Nuestro estado clínico espiritual antes del nuevo nacimiento.
Efesios 2: 1-3 “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás."
Esta era la radiografía de nuestra alma, estábamos muertos, repito, nos dio vida, cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados que nuestra naturaleza adámica siguió viviendo después de la caída de Adán. Démonos cuenta de:
b. Estábamos muertos.
Muertos espiritualmente, más vivos en cuerpo y en alma, haciendo lo que el mundo nos ofrecía, y que es lo que el mundo ofrecía y sigue ofreciendo: Moda, prestigio, placeres para el alma como para el cuerpo, como música del mundo, alcohol, sexo, etc., Estas ofertas venían del príncipe de la potestad del aire, Satanás, de quien éramos sus esclavos.
c. Vivos en cuerpo y en alma.
Nuestro texto se refiere de nosotros como bipartitos: Carne o sea cuerpo y pensamientos o sea alma, ya que nuestra alma, hasta antes de nacer de nuevo solamente estaba regulada de acuerdo a la información de nuestros cinco sentidos (cuerpo), que a su vez eran tratadas por nuestro pensamiento y conllevaban a una determinada conducta. Después que nacimos de nuevo y si somos creyentes espirituales vivimos regulados por el espíritu y las leyes espirituales, mas si somos creyentes carnales seguiremos viviendo muchas veces de acuerdo al alma, en nuestros sentimientos, arriba y abajo, como una montaña rusa.
d. Éramos por naturaleza hijos de ira lo mismo que los demás:
El contenido de este verso nos da a entender que por razón de la naturaleza en la que quedamos viviendo, es decir la adámica. Cuando dice “lo mismo que los demás” nos da entender que nos esta comparando con un grupo especial de personas, hijos de ira, es decir los que están destinados para la ira de Dios, los que Dios no tiene misericordia alguna, así quedamos después de la caída de Adán, igual a estos, y así como ellos nos comportábamos, ya que la parte espiritual, que es la de Dios, no existía en nosotros, quedo muerta con el pecado.
3. Buenas nuevas de salvación para el pecador. La acción salvífica de Dios.
Efesios 24-7 “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”
“Pero”: Cuando aparece esta palabra en medio de este texto, nos indica un tremendo contraste, entre la terrible situación del pecador muerto y la actitud bondadosa y amorosa de parte de Dios. Este pero parte en dos este texto: es decir a pesar de la incapacidad del pecador por hacer algo por buscar salvación o perdón, viene Dios con su gran misericordia y por medio de su gracia divina nos provee de este perdón y esta salvación.
Hay dos palabras muy importantes y significativas en este texto: La misericordia de Dios y la gracia de Dios, las dos partes intrínsecas del mismo Dios, ya que Dios es misericordioso y Dios actúa en amor por medio de su gracia. Sin embargo para aclarar un poco más allá de ellas me referiré por separado:
a. La misericordia de Dios.
Nosotros fuimos hechos a la semejanza de Dios y en algunas situaciones de nuestra vida se reflejan atreves de nosotros. Si vamos caminando por una calle céntrica de nuestras ciudades y de pronto vemos una madre sin un brazo, cuidando a dos o tres pequeños, pidiendo limosna sobre la calle, como es nuestra reacción?, no sé que pase con tu sentir, pero yo me conmuevo en mi alma y por lo menos digo: ¡huuuuuy! Pobrecita, que triste es ver este cuadro, mi corazón siente compasión y mi mano se dirige a mi bolsillo para proveer algo de dinero que pueda aliviar en algo a esta mujer. De la misma forma los ojos de Dios se dirigieron a nosotros sus amados hijos y nos vieron muertos en nuestros delitos y pecados. Al vernos el en esta terrible situación, él se conmovió, sintió compasión por nosotros sus hijos caídos en desgracia y entonces actuó en gracia por medio de su gran amor con que nos amó.
b. La gracia de Dios.
La gracia de Dios es el mismo Jesucristo hecho hombre, regalo de Dios para el pecador perdido.
Muchos damos por poco este tremendo regalo de Dios para nosotros, por esto deseo hablar un poco de lo mucho que Cristo significa para cada uno de nosotros:
i) Salvación, justificación, redención.
La ley de Dios es una ley Santa y quien la dicto, Dios Padre exige que esta ley se cumpla, hasta su última coma. En el libro de génesis, aun sin una ley que nos regirá, ya teníamos un mandamiento y una advertencia clara: “porque el día que de el comieres ciertamente morirá”. En el nuevo testamento en romanos dice esto refiriéndose a esta ley: “porque la paga del pecado es muerte”. Muerte quiere decir infierno, hades, condenación; y esto era ni más ni menos lo que el pecador o sea nosotros merecíamos, por el pecado de Adán el cual heredamos y por nuestros pecados cometidos posteriormente en nuestra vida.
ii) El juicio por nuestro pecado.
Dios padre como juez supremo exige un juicio por nuestro pecado, y este juicio es de acuerdo a su santa ley, esta ley, nos condena, no tenemos escapatoria, tendremos que pagar la condena que ella exige: Infierno.
En el estrado esta el supremo juez, Dios Padre, en sus manos hay una ley. Delante de el hay un pecador acusado de infringir esta ley, con su cabeza agachada esperando el veredicto, él sabe que merece condena. También hay un acusador, Satanás quien exige la máxima condena, condenación, muerte, infierno. Este es el cuadro del juicio por nuestro pecado delante de Dios.
Jesucristo sabia a que había venido a este mundo, tomaría nuestro pecado, se haría pecado por nosotros, pagaría por todos y cada uno de nuestros pecados. Así nos indica la palabra de Dios.
Lucas 22: 41-42 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
Cuando llego el momento, fue prendido por quienes utilizaría Dios para este juicio, los mismos judíos. Mas quisiera que prestáramos un momento de atención a la condena que recibió el.
Delante de la ley del hombre existen distintos delitos de acuerdo a su gravedad, estos son penalizados con distintas condenas de acuerdo a un justo juicio. El ladrón recibe su condena por lo que robo, el mentiroso su condena por su falso testimonio, el asesino también recibe su condena por su crimen y así cada uno de acuerdo a la gravedad del delito. Cristo fue ultrajado, fue humillado, fue atado, fue azotado, fue coronado con corona de espinas, fue clavado en una cruz con clavos en su cuerpo y finalmente murió en esta cruz. El pago por nuestro pecado, desde el más pequeñito que los escogidos de Dios habíamos y habremos de cometer como también pago hasta por el más atroz de los crímenes que igualmente habíamos y habremos de cometer.
El murió crucificado en un madero, esta era la pena máxima que un criminal en su tiempo podía tener, El pago por todos nuestros pecados, así lo dice su santa palabra: Colosenses 2:13-14 "Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz."
Amados de Dios que regalo tan inmenso, el juicio por nuestro pecado ya pasó, sucedió ese glorioso día allí en la cruz del calvario, la ofrenda por nuestro pecado fue aceptada por el Padre, este juicio ya pazo, alegrémonos y regocijémonos, ya nunca más seremos acusados, delante del padre por nuestro pecado. Gracias Cristo por tu amor.
iii) Un reo vicario.
Antes de la misma fundación del mundo, el problema del pecado de los hijos de Dios ya había sido resulto, leamos lo que nos enseña la santa palabra:
Hechos 2:22-23 “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole”.
Cuando la palabra dice: “a este”, esta señalando a Cristo, quien se entregó voluntariamente por nosotros como hijos de Dios caídos en pecado.
Cuando dice: por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios”, nos esta hablando que, El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo, como consejo de Dios, se reunieron y determinaron con su anticipado conocimiento, como solucionar el problema del pecado de sus escogidos, desde Adán hasta nosotros y nuestra conducta delante de Dios, y determinaron que Jesucristo, El hijo de Dios, se entregaría voluntariamente, tomando nuestro lugar de pecadores acusados, que como pecador vicario, recibiría el justo juicio que demanda la ley de Dios. El recibiría la condena que nos correspondía a ti y a mí. Esta era la única forma que Dios padre aceptara una ofrenda viva, para que con su muerte y con su sangre limpiara, redimiera y nos justificara de nuestro pecado. Jesucristo, El cordero Santo se ofreció por nosotros gratuita y voluntariamente.
Pensemos por un momento en el gran amor de Dios. Si nosotros mismos hubiésemos pasado por este juicio delante de Dios hubiésemos todos perecido sin remedio, hubiésemos sido condenados. Mas es aquí donde Dios con su gran amor nos sorprende con este inmerecido y tremendo regalo de su gracia, ya que nosotros mereciendo castigo, no nos castigo, sino que Jesucristo su amado hijo se coloco en nuestro lugar, el recibió el castigo que merecíamos. Más aun sabiendo Dios de nuestra imperfección humana, no solo nos salvo, sino que por medio del mismo Cristo y su resurrección nos dio vida juntamente con el, nos dio también su Santo Espíritu, para que iniciará en nosotros el proceso de santificación de nuestras vidas. Más adelante me referiré a esta vida.
4. Salvación, vida eterna.
Continuemos masticando los que nos dice la palabra aquí en Efesios: “nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”
Salvación es vida espiritual, es nuevo nacimiento, Vida eterna, vida espiritual en Cristo Jesús, reconciliación para con nuestro Padre.
a. Cuando recibimos esta vida, esta salvación?
La recibimos aquel día allí en el calvario. Observemos bien la expresión: “Por gracia sois salvos”, vemos que el verbo como esta conjugado nos indica: que ya sucedió, que hoy esta vigente y que seguirá siendo vigente; que significa esto?, que la salvación concedida es una salvación completa, es decir, salvación en todos los tiempos; por nuestro pasado, quedando borrados todos nuestros pecados cometidos, en nuestro presente perdonando a diario nuestras ofensas contra Dios y dándonos a vivir una vida llena de bendiciones abundantes y finalmente una salvación futura, en donde nos perdona también nuestras transgresiones futuras y nos promete una redención de entre los muerto y una vida junto a Dios en el cielo.
Yo te quiero hacer pensar un poco: Cuando Cristo murió en la crúz, donde estaban tus abuelos, tus padres; donde estabas tú y finalmente donde estaban tus hijos y tus nietos. La respuesta no es difícil de contestar no habían nacido aun.
Ahora te pregunto: Pago Cristo, aquel día en la cruz por los pecados que tanto los tuyos como tu cometerían, ya que ninguna había nacido aun?. Si tu repuesta es afirmativa, como es la verdad, entonces podemos estar seguros que hemos recibido una salvación completa, que todos nuestros pecados fueron pagados, ya que para él era en el futuro, pero el ya sabia que estaba allí en nuestro lugar pagando por nuestros pecados.
b. Que clase de salvación o vida hemos recibido?
En Juan 3:16 Cristo mismo nos dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
La vida, la salvación que recibimos es eterna, es para siempre, es decir no se pierde, ya que si se perdiese, Cristo tendría que volver a morir en la cruz nuevamente ya que es la única forma de pago por nuestro pecado que el Padre acepta, y esto no va a pasar, ya que cuando Cristo vuelva la siguiente ves vendrá para recoger a su santa iglesia, para arrebatar a su hijos y llevarlos con el a los cielos. Si se perdiera querría decir también que no habría pagado por todos nuestros pecados como arriba lo estudiamos. Él nos ha dado vida eterna, salvación eterna, y no hay forma de que la perdamos gloria a Dios. Amen y amen.
c. Con que fin hizo Dios esto?
“para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” Cuando la palabra dice Para significa con un fin determinado, ahora estamos viviendo en los siglos venideros, y el propósito de Dios es que podamos mostrar a los que nos rodean, al mundo entero, las abundantes riquezas de su gracia.
Como estamos viviendo en estos tiempos? es una vida en victoria y agradecimiento a Dios todos los días, es disfrutando de las abundantes riquezas de su gracia, o, al contrario es en una continua queja y lamento con nosotros mismos y con Dios mismo?, si es esto ultimo tendremos que revisarnos y cambiar nuestra actitud de vida. Somos victoriosos, todo lo podemos en Cristo Jesús, somos luz del mundo y sal de la tierra, somos bienaventurados sus hijos.
d. Que medio utilizo Dios para que nosotros pudiéramos recibirla?
En Efesios 2:8-9 dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”
Nuevamente la palabra insiste en repetirnos una vez más como hemos sido salvos: “Porque por gracia sois salvos” y nos añade por que medio lo fuimos:” por medio de la fe”; Esta afirmación es de gran importancia, nosotros debemos de estar claros y muy claros de esto, la salvación o vida eterna la recibimos única y exclusivamente por LA GRACIA DE DIOS.
También la palabra nos informa claramente que medio utilizó Dios para que nosotros la pudiéramos recibir: LA FE, es solamente por este medio que nosotros podemos recibir la salvación, no hay otro.
Nos informa también la santa palabra que esta fe con la cual podemos nosotros creer en la obra salvífica de Jesucristo no es nuestra, ya que dice claramente que es un don o regalo de Dios, y como para ponerle el moñito al regalo que Dios nos dio inmerecidamente, dice:” no por obras, para que nadie se gloríe.” Yo solamente puedo decir a esto gracias Dios mio que fue así, que fue por tu obra, por tus méritos, para tu gloria.
Desgraciadamente hoy todavía hay un grupo de predicantes que andan enseñando que es por nuestras obras, que es por que nosotros hemos decidido ir a buscar a Dios para que nos perdone, que somos los pecadores los que decidimos en aceptar o rechazar la salvación que Dios nos ofrece, quitándole la gloria a Dios para que sea el hombre por medio de su iniciativa propia quien se salva, es decir por sus obras, que tremenda mentira cuando Dios mismo nos dice que no es por nuestras obras. Tampoco es porque nos congregamos, porque nos bautizamos, porque ayunamos, porque leemos más a menudo la biblia, porque demos más diezmos, porque podamos repetir la oración de fe que otra persona nos dice que repitamos y afirman que después de hacerlo ya quedamos listos para el cielo; que triste es esto, que podemos hacer ante esto? Ir a la santa verdad y defenderla, aquí esta claro es únicamente por la obra de amor de Dios, por su gracia, por medio de la fe que el mismo nos dio, no por obra de nadie, duélale a quien le duela, es solo por la iniciativa y la gracia de Dios.
¡Hay Dios mio!. Que tal si el pecador pudiese pagar por sus pecados, si aun afirmando Dios que él es el autor y quien regaló esta salvación, aparecen tantos humanos dándose gloria, como seria si esta salvación se pudiera compra con obras. No olvidemos que esto es lo que la iglesia estaba enseñando, cuando comenzó la reforma de la iglesia: compra de salvación por medio del pago de indulgencias, invento de un papa quien se hacia pasar por el mismo Dios. Tengamos cuidado de esto y así como Lutero, como Calvino y sus predecesores defendamos la verdad hasta con nuestras vidas si es necesario.
e. Y entonces que a cerca de nuestras obras?
En Efesios 2:10 nos enseña así la palabra en cuanto a nuestros obras con respecto a la salvación. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
Démonos cuenta que nuestras buenas obras aparecen después que la obra salvífica de Jesucristo se manifiesta en nosotros, es decir, estas obras son una consecuencia de la salvación recibida, no una condición para recibirla. Estas obras, las cuales dice la santa palabra, que Dios preparó de antemano para que nosotros viviésemos en ellas, no es nada mas ni nada menos que nuestro diario vivir, siendo la luz del mundo, siendo sus sacerdotes, sus embajadores sobre la tierra, sus discípulos, allí donde estemos presentes, en el lugar que sea, durante las 24 horas del día, cuando estemos en obediencia a su santa voluntad, allí estamos haciendo estas obras. Bendito sea el Nuestro Cristo que no nos dejo solos, sino que se encarno en nosotros y por medio de la obra de su Santo Espíritu podemos llevar a cabo estas obras, para su gloria y honra.
f. Que acerca de nuestro arrepentimiento?
Cuando pensamos en el arrepentimiento, por un momento podríamos decir: “algo podemos hacer por nosotros mismos para recibir este regalo de salvación, mas sin embargo ni siquiera el arrepentirse viene de nosotros, ya que también lo recibimos de Dios, así nos informa claramente la santa biblia:
Hechos 5:30-31 “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.”
Hechos 11:18 “Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!”
2 Timoteo 2:24-26 “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.”
En estos tres versos vemos como la palabra de Dios nos enseña que tanto a judíos como a gentiles, Dios dio arrepentimiento, esto quiere decir claramente que el arrepentimiento que salió y sigue saliendo de nosotros, lo ha colocado Dios, así como coloco la fe como un regalo más. La fe y el arrepentimiento son como dos hermanitos siameses, siempre actúan juntos, están juntos y los dos son regalos de Dios partes del regalo de su gracia en Jesucristo. Si Dios no hubiese puesto estos dos dones en nosotros, ni podríamos creer, ni nos podríamos arrepentir de ninguno de nuestros malos actos.
g. Entonces que debemos hacer nosotros para recibir la salvación?
La respuesta es nada, ya que como lo vimos anteriormente es un regalo inmerecido de Dios. Fue Cristo el que murió por tu pecado, fue cristo el que resucitó y con el nosotros, fue él quien pagó la deuda de nuestro pecado, fue él nuestro único redentor. Tengamos en cuenta que no hay ni existe ningún corredentor o corredentora, solo existe un solo redentor y es Jesucristo el hijo de Dios.
Cuando recibimos un regalo valioso que no esperábamos, lo único que podemos estirar es nuestro brazo de fe, recibirlo y decir gracias, es lo único que podemos decir ante tan tremendo regalo de sorpresa, gracias Dios nuestro, gracias por tu amor y misericordia, gracias por habernos escogido para salvación, gracias por no habernos dejado mas en esa vida de muerte en la cual estábamos. Gracias, gracias Señor.
h. Que costo tubo esta salvación?
Para muchos, esta salvación es valorada muy barata ya que al pecador no le costó nada, ya que éste no pago absolutamente nada por ella, pero esta salvación es lo mas costoso que hemos recibido de Jesucristo el hijo unigénito de Dios, a él le costó su propia vida, fue paga no a cualquier precio, de oro o de plata o de dólares, o de euros o cualquier otra moneda o valor, fue paga a precio de la santa sangre de Jesucristo, no hay nada en este mundo mas valioso que ella, es la única forma de pago que El padre aceptaba, no había otra forma de comprarla o pagarla, solo fue por medio de ella. Tremenda deuda tenemos con Dios, nuestras vidas que estaban en esclavitud y perdidas, fueron compradas por el, le pertenecemos a él, él puede disponer de ellas como a el mismo le parezca, no tenemos derecho de propiedad sobre ellas, son de él y punto, duélale a quien le duela. Cuando estemos conscientes de esta verdad y podamos entregarnos completamente a Cristo para que sea el quien maneje nuestra vidas de acuerdo a su santo plan, entonces podremos en verdad experimentar de su gobierno, de su reinado, de las ventajas de pertenecer a su familia santa sobre la tierra como sus hijos.
i. Podemos perder esta salvación recibida?
En el evangelio de San Juan 3:16-18 nos Dice Jesucristo mismo, refiriéndose a él mismo como el hijo de Dios y el propósito de su vendida al mundo:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
Cuando Cristo mismo nos rebela, que el propósito de su venida, nos dice:
a. Que fue por el amor de Dios.
b. Que es por la fe que le podemos recibirle a él y como consiguiente su obra.
c. Que si le recibimos como consecuencia no nos perderemos, es decir, ya Dios no nos condenará.
d. Nos informa que clase de vida o que clase de salvación hemos recibido: VIDA ETERNA. Eterna quiere decir que no tiene fin, es por la eternidad, y esto a su vez nos dice que no la podremos perder. Solo hay una condición: “el que en el cree, no es condenado, pero como ya lo estudiamos antes, el que puede creer es porque tiene fe y esta fe a su vez es recibida como un regalo de Dios.
5. El nuevo nacimiento.
Jesucristo mismo, se toma tiempo para enseñarnos , que tanto para ver como para entrar al reino de Dios es necesario nacer de nuevo, así no lo enseña en San Juan 3:1-6 “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”
Nacer de nuevo es volver a recibir vida espiritual en nosotros, vida de Dios en nosotros, ya que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados.
Nuestros padres nos engendraron en carne y sangre, mas es Dios mismo quien nos engendra en su esencia misma, en espíritu; “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”
En el mismo instante que Dios llama mediante el mensaje de buenas nuevas de Jesucristo a nuestro oído externo, la fe salvadora actúa en nosotros. Es como si hubiésemos vivido todo el tiempo en oscuridad y de pronto ese interruptor espiritual llamado fe prendiera una luz delante de nosotros, permitiéndonos ver la nuestra real situación de vida, dándonos luz para poder vernos en nuestra trágica situación de pecado y de muerte que nos encontramos. Es como si en verdad con nuestros mismos ojos pudiéramos vernos en un espejo para contemplar las terribles manchas del pecado en nuestra alma.
Esta misma luz nos muestra a Jesucristo moribundo en la cruz, mirándonos con misericordia y amor intenso, como diciéndonos; "Yo estoy aquí por ti, yo no me bajare de esta cruz por amor a ti, porque te amo, yo moriré para que tu vivas". Al oír estas palabras y ver esta visión de Jesucristo, entenderemos su gran amor y su obra maravillosa y activará el arrepentimiento en nuestro corazón, ese arrepentimiento que Dios nos dio y que es para vida, entonces El Espíritu Santo de Dios tocará nuestro espíritu muerto, dándole vida. Es allí donde se produce ese nuevo nacimiento. Sin embargo no todos tendremos esta experiencia ya que muchos hemos sido tan tremendamente bendecidos en nacer en un hogar cristiano, y desde nuestra niñez tener la posibilidad de ser enseñados en la obra de Jesucristo, guiados con amor por nuestros padres da tal forma que no anduvimos desordenadamente por el mundo, para personas así, el nuevo nacimiento estará marcado como un instante, en el cual sus vidas se llenan súbitamente de gozo de deleite en Jesucristo, de un intenso amor por él, nuestro entendimiento se abre para poder comprender su obra y su mensaje.
6. Conclusión.
Dios crea al hombre bueno y santo pero como lo estudiamos en la primera parte, el hombre por decisión propia desobedece comiendo del fruto prohibido y como consecuencia muere espiritualmente quedando solo viviendo en cuerpo y en alma.
Así vive el hombre hasta la venida de Jesucristo, quien como hijo de Dios se hace visible, naciendo de una mujer y tomando cuerpo de hombre. El viene con la misión de cumplir la ley que Dios había dictado sobre el hombre, y por lo tanto como esta ley demandaba un juicio y un pago por la transgresión del hombre contra Dios, entonces, toma Jesucristo de forma vicaria la posición que al hombre pecador le correspondía, muriendo en la cruz y mediante el derramamiento de su sangre santa paga la deuda de todos nuestros pecados.
Aprendimos también que la salvación es dada sola y exclusivamente por la gracia de Dios, que esta gracia de Dios, es el mismo Jesucristo, que esta salvación es un regalo gratuito, que no se puede ganar por medio de obras, sino que únicamente se puede recibir por medio de la fe y que esta fe es también un regalo de Dios, para que utilizándola podamos creer en la obra de Jesucristo y por lo tanto recibir esta salvación.
Hablamos también de varios aspectos de esta salvación como: Quien la otorga y de que manera, que clase de salvación es la que hemos recibido, con que fin la recibimos, cuanto costó esta salvación, y finalmente tocamos algunos puntos como nuestro arrepentimiento, nuestras obras y nuestro nuevo nacimiento.
Oración:
Padre bueno, padre de amor, de misericordia y de toda gracia, vengo delante de ti en el nombre de tu amado hijo Jesucristo, te alabo Padre por tu amor, te alabo padre porque sin ser merecedores de nada bueno, ya que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, nos diste de tu gran amor, nos diste a Jesucristo tu amado hijo y por medio del el trajiste vida a nosotros.
Señor hoy mi boca se abre para pronunciar lo que hay en mi corazón, amor por ti, agradecimiento contigo, que seria de nosotros , si tu gracia nos se hubiese manifestado, hoy solo puedo humillarme delante del trono de tu gracia y decirte gracias, gracias mi Señor.
Padre en el nombre de Jesucristo he compartido tu mensaje de buenas nuevas de salvación, tu has prometido que esta no volverá atrás vacía, sino que llevará mucho fruto, en tu mismo nombre Jesucristo la lanzo como espada de dos filos, declarando que llega a muchos lugares y personas.
Yo la lanzo al mundo cumpliendo tu mandamiento y confió en que tú eres quien la lleves al necesitado, al extraviado, al perdido, al pecador cautivo que requiere de ti. Señor, así como hiciste con migo, trae vida atreves de ella, que hayan muchos nuevos nacimientos, muchas vidas y familias bendecidas y que todo absolutamente todo sea para tu única gloria. Amen.