Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Hechos 2:1-4 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Hechos 4:24-33 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por boca de David tu siervo dijiste:
¿Por qué se amotinan las gentes,
Y los pueblos piensan cosas vanas?
Se reunieron los reyes de la tierra,
Y los príncipes se juntaron en uno
Contra el Señor, y contra su Cristo.
Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera.
Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.
Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.
Introducción:
Al comenzar este pequeño tratado, mi intención es animar a mis hermanos que leen este artículo a orar de acuerdo como Dios y Jesucristo nos mandó y enseñó. No deseo colocar ante ustedes crítica destructiva, sino simplemente a algunos pensamientos para que meditemos acerca nuestras reuniones de oración. Debo de afirmar que comenzando por mí mismo debo exhortarme, porque siento mi debilidad sobre este asunto y pido a Dios la bendición para mí y para todos nosotros, especialmente los que junto conmigo perciban que debemos mejorar en cuanto a este asunto.
Orar es una conversación íntima entre nuestro espíritu y El Espíritu de Dios que mora en nosotros, esta es una charla amena, intima de gran confianza. Como es un dialogo, no es solamente un monologo de parte nuestra. Es necesario tanto hablar como escuchar, esto es muy importante en este ejercicio espiritual. Nosotros estamos más dados a hablar todo el tiempo, sin parar para nada, no sé si hemos entendido mal o si se nos ha pegado algo de legalismo religioso, a veces creemos que entre más hablemos y más fuerte lo hagamos, y si somos muchos, Dios nos escuchará más. Esto no debe ser así hermanos míos.
Análisis:
Cuando nos reunimos como santos del Señor para orar noto que no lo hacemos en la libertad que Dios nos ha dado. Parece ser que hemos olvidado donde comenzó la iglesia, en el pentecostés en medio de la oración y posteriormente durante el periodo en que la iglesia se multiplico más a pesar de la persecución, experimentando del favor de Dios y de su santa presencia por medio de milagros y prodigios en medio de una sociedad contraria a ellos.
Al analizar la escritura noto que los que entre los que estaban allí presentes en el pentecostés estaban los primeros ancianos (apóstoles) de la primera iglesia, junto con lo que serían también diáconos y que juntos liderarían esta primera iglesia.
A mi parecer todos los ancianos y diáconos que lideran la iglesia deberían estar presentes en las reuniones de oración de toda iglesia que se llame cristiana, este es el modelo y enseñanza que nos dejaron los padres de la iglesia y el mismo Jesucristo. Yo hago un llamado y exhortación a cada uno de estos vasos que Dios escogió para dirigir y liderar su santa iglesia sobre la tierra, para que tomemos nuestro puesto en la batalla, hay que tomar decisiones espirituales todo el tiempo: Hay que llevar acabo la visión y la misión que Dios nos entregó, hay que entregar el alimento a los creyentes, hay que aconsejar al quien pide consejo, hay que administrar los bienes de la iglesia, en fin hay que hacer muchas funciones, pero como las podremos hacer sino estamos unidos espiritualmente mediante la oración, como podremos entendernos y saber cuál es la voluntad de Dios, si solo nos encontramos algunas veces para tomar algunas decisiones solamente.
Somos las columnas visibles de la iglesia, es decir que somos ejemplos para ver, si Dios nos llamó a liderar su santa iglesia tenemos que saber que los creyentes de dios nos seguirán y harán nuestro ejemplo. Una sola golondrina no hace verano, juntos y unánimes, llenos del Espíritu Santo podremos avanzar, lograr los objetivos trazados, y llegar a la meta victoriosos para la gloria de Cristo.
UNANIMES, significa, como uno solo, en perfecta unidad, como si fuera un solo cuerpo con una sola alma, con el mismo sentir. Aquel grupo de hombres y mujeres, sencillos e imperfectos como nosotros, se habían reunido en un lugar específico, el aposento alto, con un determinado propósito, elevar oración a Dios y esperar juntos la promesa de Dios, o, presentar sus peticiones den fe delante de Dios, siguiendo adelante en el mandamiento que Dios dio de acuerdo a la gran comisión.
Perseverar quiere decir continuar haciendo en fe, hasta recibir la promesa de Dios, no es desanimarnos si no recibimos inmediatamente la respuesta de Dios a nuestras peticiones, es continuar haciendo lo que Dios ha puesto en nuestros corazones aunque no veamos respuesta inmediata, ya que esta llegará a su tiempo.
Noto que cuando nos reunimos como iglesia para orar juntos, se han levantado algunos patrones que deberíamos revisar. Así mismo propongo que se tome en consideración estas pequeñas y sencillas propuestas que El Señor ha puesto en mi corazón y que quiero nombrar a continuación:
1- Es cierto que debemos orar en orden, una persona debe liderar la oración, más esto no significa que solo esta persona levanta su voz, mientras los demás, quizá por timidez u otro rezón no lo hacen.
2- Debe haber orden, pero el orden no debe ir en contra de la libertad espiritual para poder orar, en mi parecer cundo uno de los presentes ora, los demás deben estar atentos escuchando y apoyando en la oración, cuando la oración ha terminado debe estar seguida de una pausa para meditar o por una alabanza. Como lo anote arriba nosotros somos dados a hablar mucho, pero es necesario también escuchar en silencio lo que habla Dios a nuestro corazón, recordemos que cuando oramos, no es un monologo con nosotros mismos, sino un dialogo con Dios. Tampoco es una carrera de apuestas para saber quién ora más tiempo, mejor o más espiritual como lo hacían los fariseos.
3- Cuando oremos al unísono, debe haber un orden, coordinado por quien lidera, quien informará el motivo o la razón por lo que oraremos, en esta clase de oración se debe hacer bajando un poco el volumen de la voz, no es el o los que más griten, Dios escucha lo que sale de nuestro corazón sin necesidad de gritos, él no es sordo. Esta oración debe terminar en un tiempo prudente cuando ya no es al unísono, sino solo uno llevando un discurso largo el cual se torna monótono, quien lidera la reunión tomara la palabra cuidadosamente.
4- Si hay imposición de manos en medio de la oración, la iglesia debe saber con anterioridad quienes son los vasos en los cuales Dios ha puesto dones específicos para la bendición de toda la iglesia, por ejemplo sanidad, profecía u otros. Debe haber un orden mientras uno impone manos los demás apoyan en la oración.
5- Es cierto que Dios ha colocado una autoridad en medio de nosotros, llámese, apóstoles, pastores, profetas, maestros o evangelistas, pero esto no significa que una persona en medio de la oración no tenga libertad para orar un poco más largo o más alto, que estos sin considerarse inhabilitado o que se está pasando por encima de la autoridad de ellos. Cuando alguien está orando no se debe cortar intempestivamente, esto es falta de respeto y si se hace con alguien comenzante este no volverá a intervenir y es posible que otros tampoco lo hagan por temor a que suceda lo mismo con ellos y queden en vergüenza delante de los demás. Si un comenzante no ora adecuadamente o fuera del contexto o sentir del grupo, este debe ser instruido por separado por quien este designado para hacerlo, no por cualquiera.
6- Cuando oremos en grupo se debe evitar el discurso largo, la oración indefinida de una sola persona, esto causa monotonía a la reunión.
7- La oración común en la iglesia es un derecho que tenemos todos los creyentes para comunicarnos con Dios, es un deleite que ninguno nos debemos de perder. Sin embargo no sé si todos los ancianos y diáconos de la iglesia lo hemos entendido así ya que todos deberíamos estar presentes como las partes más visibles de la iglesia. Los demás seguirán a nuestro ejemplo.
8- Es necesario organizarnos como cuerpo espiritual, los ancianos y diáconos liderados por el pastor son las personas que en grupos o individualmente estamos llamados a liderar este ejercicio espiritual, el pastor no debe de estar estresado mirando a quien coloca cada semana, somos un cuerpo espiritual que funcionamos juntos y nos apoyamos todos mutuamente.
Consideraciones finales.
Lo que anhela mi corazón es que como un cuerpo espiritual podamos reunirnos en armonía para tener una amena reunión de comunicación, dialogo con nuestro Dios y así mismo poderle agradecer y dar la adoración que Él se merece. Si deseamos que a la mesa del Señor lleguen más invitados, debemos comenzar con nosotros mismos, ser llenos del Espíritu Santo. Miremos lo que hizo Dios con aquellos 120 después de haber sido llenos de su Santo Espíritu, hagamos lo mismo, aprendamos de ellos. La promesa de Jesucristo para nosotros, así como su oración delante del Padre no fue solo para estos 120, sino para los que habíamos de creer en Jesucristo después de ellos. Recuerden Dios añadirá a la iglesia los que tienen que ser salvos, los que Dios tiene dispuestos para cada pequeña o grande congregación, más Él requiere que seamos una iglesia unida comenzando desde sus pastores hasta el último que el Señor envió y que perseveremos en la oración, Él requiere que compartamos en unidad y nos amemos los unos a los otros como hermanos en Cristo, como sus amados hijos.
Mi llamado también es para todos los demás, mujeres, hombres, jóvenes y ancianos, para que tengamos en nuestro corazón nuestras reuniones de oración y no faltemos a ellas. Seamos del grupo de personas que perseveramos unánimes en la oración, que no desmayamos, sino que estamos atentos y en guardia velando por los más débiles y para que la obra del Señor sea grande cada día. Amados creyentes, hijos de Dios, mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía…porque allí envía El Señor bendición y vida eterna.
Mi llamado es a todos los que de una u otra forma tiene que ver con una iglesia de Cristo, para que como este grupo de 120 valientes, escogidos por Dios para hacer una misión, la cual hoy subsiste y crece poderosamente, para que perseveremos en la oración, en unidad, en la doctrina de los apóstoles, en la partición del pan, en el servicio a la comunidad, siendo luz en medio de la oscuridad, sirviendo como mismo Jesucristo lo haría, para llevar ese fruto en nuestro contorno donde Dios nos ha colocado para la única gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Animémonos los unos a los otros asistiendo a nuestras reuniones comunes ya sea de enseñanza, adoración, oración, células familiares u otras. No demos lugar al diablo quien viene con palabras negativas y destructoras por medio de personas para desanimarnos, para dividirnos, para debilitarnos. Recordemos que somos hijos de Dios y como hijos de Dios tenemos derecho a sentarnos a su mesa, a compartir con él, a comer con él, a dialogar con él, a escuchar su consejo. Tenemos derecho a gozarnos como un cuerpo unido alabando su santo nombre y compartiendo de sus abundantes bendiciones. No permitamos que ninguna razón, o motivo, ni nadie nos prive de este derecho. Los invito a utilizar todo medio de comunicación: teléfono, Facebook, E-mail, cuando nos encontramos personalmente, para animarnos a encontrarnos y gozarnos en unidad de la presencia santa de nuestro amado Dios en medio de nuestras reuniones.
Les bendigo en el nombre de Jesús, somos más que vencedores en su santo nombre.
Oración:
Padre bueno vengo agradecido delante de ti en el nombre de Jesús. Te alabo padre porque tú mereces mi alabanza y adoración: Santo, Santo, Santo eres tú, hacedor de maravillas. Padre bueno levanto delante de ti estas frases que has puesto en mi corazón, que han salido como un pequeño rayo de tu revelación y que he escrito a través de este medio, ellas son parte de tu santa palabra. Padre declaro que ellas caerán en buena tierra, no volverán a mis bacías sino que llevaran mucho fruto para tu gloria. Levanto delante de tu altar de gracia tu santa iglesia sobre la tierra: cada persona que ha creído en tu amado hijo Jesucristo, los que han recibido tu santo llamado para servirte: Cada cuerpo de ancianos en las iglesias que componen tu reino sobre la tierra, Señor bendícelos, levántalos, fortalécelos, ven con tu santa y poderosa unción sobre ellos. Señor oro delante de ti en esta hora para que como tu santo cuerpo visible sobre la tierra podamos congregarnos en amor, unidad, en armonía. Pido Padre Santo por todos los que han leído este mensaje para que el propósito tuyo a través de ella sea cumplido. Señor te pido que tú mismo Padre bueno por medio de tu Santo Espíritu, los atraigas hacia tu mesa, para que todos juntos podamos como tus amados hijos recibir de tu alimento y cuidado diario. Gracia Padre por este tan hermoso derecho que nos diste por medio de tu amado hijo y de tu santo Espíritu en poder hablar contigo, Gracias por que podemos llegar a ti confiados y seguros, Padre gracias por tu gran a mor y propósito para con nosotros. Amen.
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