“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” Apocalipsis 2:4.
En mi oración de este lunes, llegaron a mi memoria aquellos hermosos momentos de mi primer encuentro real con Mi Señor Jesús, yo sé que muchos podremos recodarlo igual y hasta añorar esos vellos momentos. Recuerdo muy bien que había dentro de mi un amor que nunca habías experimentado, todo era nuevo, hermoso y excitante, aquellos viejos versos bíblicos que antes había leído pero que nunca fueron interesantes, ahora se abrían como puertas de par en par delante de mis ojos y con tremendo apetito devoraba, todo el pan de vida que se ponía en mi mesa, estaba hambriento de la verdad.
Escuchabas cada palabra como que fuera la última que ibas escuchar, mis oídos antes esquivos e insensibles a su amorosa voz, ahora estaban atentos, mis ojos brillaban como los de un niño al recibir el mejor juguete, había recibido algo que no estaba buscando, pero que como regalo inesperado llegaba a mi vida.
Recuerdo muy bien como una vez, El mismo Señor en un acto de su gracia y amor, me derribo del pedestal de la nube en donde me encontraba, alejado de El, metido en mi mismo, en mi orgullo y egocentrismo natural, me mostró sus manos heridas delante de mi, me hablo claramente a mi corazón, lo que Él había hecho por mi, con un amor tan ardiente que hubiese podido derretir cualquier roca o diamante. Ese día me hablo con tanto amor que termine tirado a sus pies y entonces experimente por primera de su ternura y su cuidado.
Pronto nació en mi el deseo de agradecerle por lo que Él estaba haciendo en mi vida y encontré en mi interior una brillante idea, comenzar a servir. No me importaba en que forma o de que manera lo importante era poder hacer algo para el Señor, nadie me impediría dar respuesta a este amor recibido, en mi interior hervía un amor intenso por mi Cristo Redentor y necesitaba expresarlo a través de mi servicio.
Mi vida era totalmente nueva, nació una hambre insaciable por leer la biblia, me alimentaba, escuchaba las predicaciones y experimentaba como el Espíritu Santo me hablaba convenciéndome de lo malo que había en mi, quitando de mi lo que no me convenía y poniendo un tremendo deseo de cambio, lloraba al ser tocado por la mano invisible de Dios, sonreía y me gozaba al ver como Dios utilizaba mi boca para pronunciar y testificar de las maravillas que el hacia en mi vida y veía como este sencillas predicas cambiaban la vida y la actitud de las personas con quienes compartía. Sin darme cuenta comencé a separar momentos de calidad para encontrarme asolas con Él, eran pequeñas citas de amor e intimidad, solo El y yo, nadie mas, yo le contaba y le preguntaba cosas y el me respondía…que maravilloso fue aquel tiempo, no habían presiones externas que obligara a cumplir, ni mandamientos en letra que cumplir, ni exigencias, ni deberes que hacer, ni reglas que seguir. Una relación amorosa ideal, todo era por amor.
Hoy ya después de muchos años, con muchas experiencias en mi vida ministerial, conociendo y compartiendo con personas de muchas naciones y culturas, sigo recordando y añorando ese primer amor de mi vida esos momentos tan exclusivos que cambiaron radicalmente y para siempre mi vida.
Como obrero del Señor uno tiene que pasar por experiencias en su vida, unas más agradables que otras, algunos como yo podemos haber pasado por situaciones difíciles, muy difíciles. Cuando estamos viviendo en nuestra propia vida estas penosas situaciones muchos de nosotros esperamos tener apoyo, tener sustento, tener amor, alguien a nuestro lado, alguien que se preocupe de nosotros, alguien que nos cuide, que nos respete; que nos aliente, que en cambio de enjuiciarnos nos apaciente, que cure nuestra heridas, que nos levante cuando estamos caídos, que nos recuerde quienes somos, que pele la batalla hombro a hombro con nosotros, que experimente el mismo dolor y frustración que podemos en una momento pasar y de esta forma podernos ayudar, muchos podemos llegar a pensar, la carga es muy difícil de llevar, nos debilitamos y podemos olvidarnos de casi todo.
Muchos hemos lastimado a las personas que mas amamos o hemos sido lastimados en nuestros sentimientos, causándonos sufrimientos por heridas profundas y difíciles de sanar, Muchos hemos experimentado como el propósito de nuestra vida se ha destruido y ya hace en pedazos por el piso, nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestros ideales, nuestras metas se han destruido, pareciera ser que todo esta terminado y que la vida ya no tiene mas razón de ser. En algunos casos esto nos ha llevado a la decepción con nosotros mismos y con las personas que nos rodean y nos ha quitado las ganas de seguir adelante, destrozando todas aquellas ilusiones que les narre en el texto inicial. En situaciones así es difícil pensar que vendrán días mejores, y nos cuesta volver a creer en un hoy y en un mañana.
Meditando en esto escribí estas palabras de mi experiencia con la esperanza de poderte ayudar. Creo que hora, es un buen momento para que recordar todos los ánimos, emoción y fervor planes, propósitos que tenías cuando recién llegaste a los pies de Cristo, recuerda todas las promesas que Él te dio, la palabras que Él te hablo a tu oído, todo aquello que El hizo para que tu respondieras también con una respuesta de amor hacia El y entonces decidiste amarlo, buscarlo y servirlo a pesar de las circunstancias; recuerda cómo anhelabas día a día su presencia y meditabas en su palabra buscando su dirección. El no ha cambiado, sigue siendo el mismo ayer, hoy y siempre, y está extendiéndote su mano para que puedas volver a empezar de nuevo, él no te reprocha nada, solamente quiere que tomes la gran decisión de levantarte en su nombre y vuelvas a tu primer amor, él te está esperando porque te ama como nadie lo podrá hacer jamás y los planes iniciales que el tenia contigo no se han terminado, al contrario se han fortalecido. El llamado que el hizo a tu corazón, la visión que él puso delante de ti siguen intactas, ni tu puedes renunciar a ellas y ni siquiera el mismo las podría quitarlas pues el mismo ha dicho mis dones y mi llamamiento son irrevocables.
Hoy te tiendo mi mano de colega y hermano y te invito, ven levántate volvamos al primer amor, no pierdas mas tiempo, hay muchas cosas por hacer, levántate y camina en el nombre de Jesucristo.
Oración:
Amado Padre Celestial: Hoy vengo a ti en el nombre de Jesucristo tu amado hijo, hoy vengo a ti reconociendo mi situación, tú conoces toda mi vida y lo que siente mi corazón en este momento; reconozco que me he dejado derribar por mis problemas al punto de alejarme de ti; pero hoy te pido perdón por mi descuido; Padre bueno necesito de tu ayuda y fuerza para salir adelante en lo que tú quieres para mí; muéstrame oh Padre el camino a seguir; quiero decirte una vez más que te amo y te entrego mi corazón dispuesto a confiar en ti a pesar de las circunstancias; te agradezco por tu bondad y amor a pesar de mi naturaleza, en el nombre de Jesús. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario