30 noviembre 2012

Solo por la Gracia de Dios...

Sentado bajo un frondoso árbol  estaba el niño de 8 años, todavía junto a la raíz de aquel árbol que minutos atrás  le sirviera de salvavidas. Él estaba allí atónito, con su rostro lleno de lodo de color amarillo y las lágrimas que brotaban de sus ojos habían echo pequeños surcos sobre la arcilla que estaba seca en sus mejillas.
Era el mes de noviembre y en la escuela pública de aquel pequeño poblado, los estudiantes se aprestaban para recibir una nueva navidad, el profesor de artes manuales tubo la idea de que ellos elaboraran mascaras, hechas con arcilla y periódico, para así tener con que disfrazarse en la fiestas de la novena de navidad.
Jairo como se llama, era un pequeño niño campesino, vivía solo con su hermanito Mario de 10 años, ellos habían aprendido a atenderse y vivir solos, ya que su madre también campesina, no podía estar con ellos todos los días de la semana debido a la distancia  en donde ella con su esposo y sus pequeños hermanitos se dedicaban a las labores del campo. Era un día hermoso y soleado, entonces el pequeño pero inquieto Jairo le propone a su hermanito mayor que le acompañara para conseguir el barro que se necesitaba para la elaboración de su máscara. Mario era un muchacho más bien tímido y demasiadamente cuidadoso, así que no accedió a la invitación, ante la negativa rotunda de su hermano, Jairo acudió a sus mejores y más cercanos amiguitos para que le acompañaran, mas también recibió una respuesta negativa, ellos no tenían tiempo para esto.
Eran cerca de las 11 de la mañana, cuando el pequeño Jairo emprende su viaje en busca de la preciosa arcilla. El sol resplandecía y el trinar de los pájaros se hacia escuchar. Tomó un saco que utilizaría como recipiente, un golpe se escucho cuando el portón de su casa se cerró tras él.
Él ya había escuchado de uno de sus compañeritos de clase, que en las viejas minas de asfalto, que estaban situadas a las orillas del rio, estaba la mejor arcilla. Pazo frente a las casas de sus amiguitos más cercanos, luego el parque principal del pueblo y al pasar frente a la iglesia, como lo había aprendido de sus padres, dibujo la señal de la cruz sobre su cuerpo.
Aunque iba solo ,caminaba feliz, como niño del campo, no tenia miedo de nada y mucho menos de estar solo, pasó silbando sobre el puente sobre el rio que caudaloso y ruidoso baja desde la montaña, delimitando lo habitable de lo inhabitable de aquel pequeño pero apacible pueblecito sobre los andes colombianos. No había avanzado mas de 300 metros cuando el terreno verde de la otra orilla del rio cambio por completo. Era un lugar solitario, lleno de lodo de arcilla, y  formaba pozos profundos que dejaban las máquinas  cuando estuvieron explorando el asfalto que allí se encontraba.
Sus ojos se abrieron admirados de ver la gran cantidad del material que él estaba buscando, y se dijo así mismo: Si, en verdad mi amiguito tenia razón, aquí esta la mejor arcilla del pueblo. Tomo su saco para comenzar a recoger con sus manos  pequeñas  el barro,  que con el calor del sol, comenzaba a solidificarse. Al comienzo lo hizo desde la orilla pues no quería dañar los únicos zapatos que tenía y que su madre con gran esfuerzo le había comprado para ir a la escuela, pero observó  que el mejor barro estaba más adentro, con prisa se quitó su calzado, dobló la pierna de su pantalón y comenzó a caminar dentro del barro un poco adentro. Muy concentrado en la recolección estaba cuando su piececito de apoyo resbaló sin poderlo evitar. Deseo ponerse inmediatamente de pie, más estaba con el barro hasta la cintura, al comienzo Jairo no se asusto, él ya había experimentado el caminar por trochas llenas de barro, trato de caminar hacia la orilla, mas sus pies no hallaban fondo para afirmarse y su pequeño cuerpo comenzaba a hundirse en aquella maza amarilla y espesa.
A medida que luchaba con todas sus fuerzas, comenzó a hundirse más y más. Comenzó a gritar, con toda su voz,  primero a su hermanito, luego a sus amiguitos y finalmente a su mamita, pero nadie oyó su grito desesperado. Cuando el barro llegó a sus hombros miro a los cielos, el azul intenso de la mañana comenzó a cambiar de color a un rojo intenso y los cerros adyacentes comenzaron a dar círculos a su alrededor. La muerte rondaba, no había nada que hacer, con sus ojitos desorbitados por la angustia y cubiertos de lágrimas, perdía no solo fuerzas para luchar, sin la esperanza que alguien le rescataría de aquella trampa mortal. Fueron cerca de 15 minutos que en su corta vida parecieron toda una eternidad. Cuando ya sus fuerzas se habían agotado y no había nada más que hacer, de pronto vino viento fuerte, anormal en aquella mañana quieta y tranquila, esto hizo que una rama seca de aquel frondoso árbol, cayera justo delante de él. Al mirarla sus ojos no lo podían creer, con la ultima fuerza estiro su bracito ya de color amarillo cubierto por el lodo, tomo aquella rama seca y con ésta, logró acercar una raíz suelta que salía de aquel árbol; tomó respiración y recibió fuerzas, luego, con sus dos brazos alcanzó a  tomar la raíz y poco a poco comenzó a liberarse de aquella maza de muerte que amenazaba con devorarlo para siempre. Centímetro a centímetro se arrastró con la ayuda de aquella cuerda salvavidas que la omnipotencia de Dios le había tendido en el último instante cuando todo parecía terminado.
Exhausto pero feliz, con sus ojos llenos de lagrimas, miró al cielo, abrió su boca le dio gracias a Dios. Extenuado y sin fuerzas, se sentó al rayo del sol a la rías de ese árbol y se quedó dormido.
Pasaron cerca de un par de horas, su cuerpecito se estremecía, comenzó a despertar, pensando que había tenido una terrible pesadilla, pero cual sería su tremenda sorpresa pues al abrir sus ojos, y mirar a su alrededor, descubrió el saco en el que había acumulado un poco de arcilla, allí  estaba con barro seco. Enseguida observó la peseta de barro, las huellas que salían de allí, el pedazo de rama seca, la raíz que le sirvió de lazo salvavidas para rescatarlo y finalmente él mismo se encontraba allí mirando.  Se miro luego, de arriba hacia abajo, estaba como una momia, el lodo amarillo sobre su ropa se había secado y por consiguiente se había endurecido, trato de levantarse y con un poco de esfuerzo lo consiguió.
Lo primero que pensó es como volver a su casa, deseaba estar junto a su mamá, aunque sabia que ella no estaba en casa, no importa llegaría a donde  estaba su amado hermanito Mario para recibir un abrazo. Pero, como hacerlo?, Jairo debía atravesar todo el pueblo para llegar a su casa, sus ropas estaban completamente como un yeso y él era irreconocible.
Se sentó nuevamente y se reprochó  haberse ido solo, lloró un tiempo más y luego escuchó  las aguas del río que a 10 metros bajaba raudo. Como un resorte se levantó, camino esta distancia y con cuidado sumergió primero sus piernas y brazos, se lavó su rostro, pero aun así seria muy vergonzoso atravesar el pueblo de esta manera.  Miró a todos los lados y estaba completamente solo, entonces se despojó  de sus ropas y las lavó en la fría pero cristalina agua que allí corría. Extendió sus ropas sobre una roca  y espero casi el resto del día para que ésta se secara al rayo del sol, mientras miraba al cielo y daba gracias al Dios del cielo que con aquella rama y aquella raíz lo había salvado de la muerte. Luego se vistió con su ropa aun húmeda y volvió ya al atardecer a sus casa donde su hermanito quien con muchos reproches lo recibió. Si contaba, el castigo que recibiría de sus padres  cuando su hermano les dijera sería el más grande, por esto, tuvo miedo de decir su historia y  guardó  en silencio este secreto por mucho tiempo.

Su nueva vida en Cristo

Mas ahora, después de tanto tiempo, agradecido esta aquel que ahora es hombre, por  el milagro que ha recibido. Un plan, un propósito trazado está para su vida. Primero el experimentar en su vida un nuevo nacimiento, el espiritual, luego una experiencia diaria con Jesucristo, junto con un llamado de Dios para servirle en su reino.
Así como el mismo Pablo o Pedro, o, cualquiera de aquellos que Jesucristo llama  a servir; Jairo ha experimentado muchas victorias  llevado y guiado por la mano de Dios, más también imperfecto como ellos han experimentado momentos difíciles en su vida ministerial. Así como de niño experimento como Dios le recató de la boca de la muerte, así también en su vida como siervo de Jesucristo, ha vivido momentos de gran tribulación y dolor, tiempos de prueba, tiempo que pudieron haber terminado con su vida de servicio en el reino de Dios y que a continuación me permito compartir solo para la gloria de Dios, ya que él me ha enseñado a vivir y depender de él, a esperar en él y caminar en él. 
Hace un tiempo atrás este siervo estuvo pasando por un tiempo muy difícil y en medio de su angustia clamaba a Dios haciéndole estas preguntas:
 ¿hasta cuando ho Dios?.
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío;
Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;
Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
Mas yo en tu misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación.
Cantaré a Jehová,
Porque me ha hecho bien
No era para menos mi vida se derrumbaba en la incertidumbre, veía como mi fe que aparentemente estaba fuerte se debilitaba.
En un momento de mi vida ministerial, me descuide personalmente en mi comunicación con Dios, en mi cuidado y alimento espiritual, debilitándome de gran manera hasta resbalar y caer miserablemente. En mi vergüenza me separé de todo. Pero mi más grande error fue poner mi confianza en las manos de los hombres más que en Dios mismo.
Cuando me halle en lo mas bajo del valle profundo, comencé a gritar a Dios, me volví a él, mas mi alma sentía que Dios me había abandonado, que su rostro se había ocultado de mi y mi tristeza era diaria, era como haber llegado en la oscuridad caminando por un largo y oscuro túnel, haciendo todo el esfuerzo y cuando pensé llegar a la boca de este y encontrar una salida de luz, encontré una pared sin salida.
Entonces allí gritaba muchas veces de rodillas en mi oficina, otras en las vigilias de la noche sobre mi almohada: “Mira, respóndeme oh Dios mio! Alumbra mis ojos”. Es que en verdad muchas noches en aquel tiempo difícil no desee despertar. Sabía que la acusación estaba esperándome y por lo consiguiente el dolor de haber caído y faltado era cada vez mas intenso. Quise luchar pero no tenia fuerzas, poco a poco me debilite más y más. En las personas que en un momento  había puesto mi confianza para una restauración, las que una vez me juraron lealtad y amistad ya no deseaban ni siquiera saber de mi, todos se retiraron de una en una, me voltearon la espalda, me quede solo, únicamente con lo mas sagrado que Dios me dio: mi esposa y mis hijos y el abrazo de amor de mis pequeños nietos.
Estando en esta tremenda y penosa etapa de mi vida pensé que no había más por que luchar, que todo había llegado a su final y que Mi Señor se había olvidado de mí. Entonces es cuando Dios muestra su verdadera gracia, esa gracia que un día prediqué, pero que no había entendido por completo, ahora mi mismo Cristo venia a mi con esta gracia inmerecida, por su puro amor. Poco a poco descubrí que era todo lo contrario, mi Cristo estaba allí, me tenía en sus brazos de amor. Cuando no había nada que saciará mi angustia, volví a su palabra, recibí hambre, sed y gozo por ella, me acerqué a sus promesas, recurrí a su gracia y a su misericordia, acordándome que antes de él aplicar justicia, provee en misericordia, me fue al Salmo 51 y me consideré como David, me halle como él en medio de aquel terrible dolor y entonces le pedí con lo más profundo de mi corazón: “Crea ho Dios en mi un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mi. No me eches de delante de ti. Y no quites de mí tu santo Espíritu. Ho Dios mio vuélveme el gozo de tu salvación”. Entonces allí mismo, le prometí delante de su altar de gracia: Señor mio, enseñaré a los transgresores tus caminos, no me avergonzaré de tu santo evangelio pues este es poder de Dios para salvación, publicare tu verdad y nada más que tu verdad. Señor iré a donde tu me envíes, con quien tu me envíes.
Hoy después de haber pasado ya un tiempo de esto, doy gracias a Dios por su eterno amor y fidelidad, los tiempos han cambiado, donde había lamento, ahora hay fiesta, hay gozo, donde había flaqueza ahora hay fortaleza, donde había encierro ahora quiero ser visible y publicar su nombre en fin mi vida cambió , ahora me estoy gozando en mi Señor, desde el amanecer hasta el anochecer le tengo en mi pensamiento, he puesto su palabra en mi boca, creo el 100% en su promesa fiel. No me importa el comentario de la boca destructora, del que divide, del que se cree santo sin serlo. He decidido no mirar a mí pasado ya que si Dios dice que ya me perdono y no se acuerda de él, no tengo porque hacerlo yo.
El Señor a quien sirvo, ha puesto perdón en mi corazón para perdonar a quienes aprovechando mi caída se ensañaron contra mí, he dejado la justicia en las manos de mi justiciero. El mismo me da cada día un poco mas de humildad para pedir de corazón perdón a los que con mi actitud fallé y lastimé.
Yo se en quien he creído, él es quien me sustenta, él fue el quien me llamo con llamamiento santo, a el serviré con amor el resto de los días de mi vida, ya que fue él quien me restauró, fue él quien me levanto del hueco, quien limpio mis heridas  y perdonó mis culpas. Solo en el pondré mi mirada y solo en el confiaré.
Soy consiente que soy imperfecto, quizá el mas imperfecto de los hombres, pero así mismo sé que estoy en sus manos y que el esta haciendo su obra en mi. Ahora tengo testimonio propio de mi imperfección y de su gracia abundante, lo que antes predicaba como un conocimiento, ahora lo hago con una vivencia propia, la gracia de Dios no es simplemente una doctrina más como algunos dicen. La gracia de Dios es la vida de un creyente imperfecto en las manos de un poderoso y amoroso Dios, que levanta al caído, consuela al triste, que no acusa sino que perdona, que es fiel a su promesa.
A pesar de las pruebas y momentos difíciles, sigo adelante en procura de la meta que Dios me ha dado, gozándome aun en medio de tribulaciones para que sea Dios el único que lleva la gloria. Él es quien rescato y rescatará mi vida, el me guardará y junto a el llegaré a la meta final del supremo llamamiento.
Creo en su promesa que la obra que el comenzó en mi la llevara a termino, que lo postrero será mejor que lo primero, que me ha llamado para una obra poderosa, que el estará conmigo hasta el fin, que permanecerá, me acompañará y me dará descanso. Él es mi pastor y nada me faltará. Te amo Señor.

22 noviembre 2012

El santo llamado de Dios


Introducción.


Al compartir este precioso tema del santo llamamiento de Dios, quiero darle toda la gloria a Dios, quien es el que me ha llamado, primeramente para justificarme y posteriormente para servirle. Con dedicación y amor le serviré a él  toda mi vida.
Al hablar de un llamado santo como el que nosotros recibimos de Dios, es necesario nombrar que existen dos actores, quienes se comunican entre si y un actividad o mensaje que los conecta:

El Emisor: Es Dios mismo quien envía el llamado o mensaje. Él tiene autoridad total; al enviar el mensaje, sabe que será obedecido. Lo hace con un propósito específico previamente establecido, para llevar acabo su  plan divino en cuanto a su creación. 

El receptor: Somos los escogidos de Dios para salvación, nosotros como sus ovejas, quienes escuchamos su voz y lo seguimos, le obedecemos, recibimos el mensaje y lo ejecutamos.
Cuando él llama, lo hace bajo su plan y siempre será para bendición.

El mensaje de Dios: Es variado y esta dirigido para llevar acabo su plan previamente establecido. 
Un mensaje: Es una orden o  instrucción dada por Dios con un santo propósito, este es recibido por sus hijos quienes al escucharlo lo obedecen ya que este llamado es irrevocable.


1. Diferentes llamados, con diferentes propósitos.

En la vida del creyente encontramos que Dios llama con diferentes propósitos.

a. Llamamiento general, llamado para justificación


Es el primer llamamiento de Dios al pecador perdido, este tiene el objetivo de justificarlo, Dios lo emite, puede ser oído por todos, mas solo unos acudirán a él. El evangelio de Jesucristo será predicado a todos, más solo los escogidos por Dios para salvación podrán entenderlo y responder afirmativamente a él.

EL Señor antes de su ascensión al cielo nos dio una última instrucción muy importante en cuanto a su plan de salvación, esta instrucción tiene que ver con la predicación de su evangelio sobre la tierra:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Esta es instrucción de Dios para todos sus discípulos, no solo para los 120 que estaban allí, sino también para los que habíamos de creer por medio de ellos, por esta razón hoy seguimos predicando, como sus representantes seguimos emitiendo su grito, su llamado al pecado para justificación.
Cuando Jesucristo predicó lo hizo para muchos, mas no todos los que le oyeron creyeron, lo mismo pasó con los 120, predicaron para todos, pero solo creyeron los que estaban separados para salvación, lo mismo pasa hoy. La predicación de la palabra de Dios, que es la voz de Dios es oída por todos, mas todos no atenderán a su llamado, sino solo los que están destinados para escucharla y entenderla. 

Cuando Jesucristo nos envió a predicar su evangelio, no nos dió a conocer quienes en particular lo escucharían o quienes asistirían a su llamado, sino que se nos dió la orden de predicar a toda criatura, nosotros no podemos con nuestros medios convencer a nadie, pero si podemos ir y predicar su santo evangelio. De lo demás se encarga Dios mismo, quien es el que conoce bien sus ovejas, las envía a Jesucristo quien dice que ninguna de las que el Padre le da se perderá.

Génesis 3:8-9 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 
Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 

Recordemos que desde el comienzo, desde la misma caída de Adán y Eva,  fue Dios quien tomó la iniciativa en ir a buscarlos y llamarlos para posteriormente justificarlos. Lo que ellos hicieron después de su caída fue la de esconderse de Dios, Sin embargo Dios es quien les busca y llama. De esta manera vemos que Adan es el primero en ser llamado. 

Dios nos llama por medio de su evangelio, que es su santa palabra, la cual habla a nuestro interior. Cuando nosotros como sus ovejas le escuchamos, reconocemos su voz y atendemos afirmativamente a este llamado.  Mas no por nosotros mismos sino por el poder de su Santo Espíritu,  que actúa sobre nosotros para atraernos hacia él.  Este llamado es de carácter irresistible, es decir, el hijo de Dios que escucha su voz, no  puede resistirla, y terminará definitivamente aceptando a Cristo como su Señor, su salvador y entregando su vida al servicio de El.

Yo mismo soy testigo de ésto, yo lo he sentido aquí en mi corazón, un corazón que estaba duro como diamante en bruto , que cegado por la religiosidad en que nací, creyendo hacer bien guardando normas y tradiciones antiguas, perseguía su iglesia naciente en esta nación. Yo mismo doy testimonio vivo de que lo escuche en mi corazón, que no soporte más, al oir su amorosa voz en mi interior, y terminé postrado a sus pies.  Yo tengo testimonio de ésto; es como si hubiere sucedido ayer. Nunca podré olvidarme del sonido de su tenue pero poderosa voz, que terminó venciendo mi resistencia. No tuve ninguna posibilidad de resistirle. El me convenció y terminé rodeado de sus brazos llorando como un chiquillo y el indicándome lo que debía de hacer, dándome amor, limpiando mis heridas, mis manchas de pecado. Luego, El mismo me dió visión de su santo propósito en cuanto a mí. Yo lo viví, lo experimenté y por esto lo comparto con ustedes para la gloria de Dios.

En Romanos 8:28-30 Dios nos  enumera cuidadosamente una secuencia de actos suyos, que tienen que ver con su santo propósito en cuanto a nuestras vidas, partiendo desde  la elección, hasta su glorificación sobre nosotros.

"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó".

Estos versículos nos pueden ayudar a entender un poco más el plan de Dios en cuanto a sus escogidos. 
Aquí Dios se muestra como un Dios soberano y sabio. El con todo cálculo de detalles trazó un plan perfecto en cuanto a nuestra vida.  Leemos que él llama a los que él previamente a predestinado con un propósito, que fuésemos hechos de una forma muy especial, a la imagen de su amado hijo, pero antes nos deja conocer, que él  también de antemano nos conoció, es decir que  a los que él llama nos son desconocidos. El ya sabía y nos conocía claramente con nombre y apellido, desde antes de los tiempos. El hombre no sorprendió a Dios con su caída, de antemano el sabía y ya había proveído justificación por medio de Jesucristo, de esta forma todos los que el llamó recibirán justificación.  
Cuando Dios llama por primera vez al pecador caído, es con este propósito y lo ha hecho por medio de la sangre de su amado hijo,  de su muerte en la cruz.

Como último paso en esta secuencia, nos enseña que a éstos también glorificó. Esto es lo que el creyente experimenta en su vida diaria como cristiano, Dios se glorifica por medio de sus vidas sobre la tierra, las obras que el preparó de antemano, comienzan a hacerse visibles y muestran su gloria, y son para su gloria. 

El propósito o plan de Dios para la vida en particular en cada uno se va cumpliendo pazo a pazo, día a día. Dios no nos dejará a medias, la obra que él comenzó en nosotros la llevará a término.


b. El Llamado Especial: "Llamado a ser apóstol, pastor, maestro, evangelista, profeta". Es un llamado a servir.


Efesios 4:11-16 “ Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

Romanos 1:1"Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios".

Juan 1,6."Vino un hombre enviado por Dios, su nombre era Juan".

Es el llamado de Dios al corazón de hombres y mujeres que Dios previamente ha seleccionado para prestar un servicio especial en su santa iglesia sobre la tierra. Este servicio es dirigido por nuestro mismo Dios, quien es nuestro amo, jefe y Señor. Demanda que lo hagamos con humildad, diligencia, sabiduría y entrega, ya que trataremos con personas que son sus mismos hijos, que son sus ovejas, siendo nosotros mismo parte de ellas.

Dios puede valerse  de muchas formas y circunstancias para llamarnos. Puede valerse de una experiencia emocional que conlleva a una espiritual en donde Dios instruye y capacita para servir. También pude valerce del producto de una circunstancia de la vida, como una terrible tragedia, que conlleva una experiencia espiritual especial ( ej. Pablo). Dios puede y hace llamamientos por medio de éstas y miles de otras formas diferentes. Pero una cosa es siempre igual. La convicción interior de que Dios ha hecho un llamado espiritual a nuestro corazón para servirlo. 

La biblia nos enseña que no hay edad mínima ni máxima para este llamado a servir, así vemos Samuel sirviendo desde niño, Timoteo siendo apenas un jovencito es enviado por Pablo a visitar las iglesias. Vemos que Pedro, Juan y muchos otros  recibieron este llamado en una edad ya adulta. 
Un hombre llamado a este servicio es llamado un siervo de Dios, ya sea para servir como: pastor, profeta, maestro, evangelista o apóstol. Todos son hombres y mujeres llamados por Dios con un común denominador, servir como Cristo sirvió. Sin embargo no podemos olvidarnos en ningún tiempo de nuestra vida de servicio, así estemos en los tiempos mas gloriosos, que seguimos siendo seres humanos, con defectos e imperfecciones que nunca llegaremos a la total perfección, para que de esta forma estemos firmes en nuestro llamado cuando llegue la prueba o el tiempo difícil.. 

La magnitud de este llamado, se hace efectiva cuando reconocemos que es de Dios, que es santo, magnífico, solemne, real, profundo, inmerecido. Un hijo de Dios con este llamado, habla con la autoridad de Dios, pero así actúa con mucha humildad, sabiendo que no es autosuficiente, sino que necesita todo el tiempo del mensaje de Dios predicado a su vida por otros siervos colegas en el servicio.
No nos podemos atrever a enorgullecernos por este don o privilegio otorgado por Dios, mas bien siendo diligentes, con humildad verdadera y responsabilidad delante de Dios, ejerceremos la autoridad divina, sin menospreciar al débil, al pobre, al hambriento, al descarriado, al que no entiende, ya que, nosotros mismos fuimos una vez como ellos, debemos recordar que somos seres imperfectos, pecadores en nuestra humana debilidad, que somos hijos de Dios en proceso de perfección  en las manos de El. 

Hay profesiones que por su responsabilidad se hacen muy difíciles de ejercer, mas yo creo que no hay una mas compleja sobre la tierra como el ser hombre o mujer al servicio de Dios. Este oficio esta lleno de muchos contrastes. Mientras por un lado es tan glorioso y gozoso servirle directamente al mismo Dios todo poderoso y depender de él, por otro lado, es una profesión que a menudo es mal entendida, tan frustrante, tan poco valorada que puede llevar a muchos a renunciar a ella, quedando con sus vidas en una profunda tristeza, ya que si bien se cesa en las funciones delante de los hombres, delante de Dios este bendito llamado es irrevocable. Y es que mientras por un lado nuestra vida, y nuestro llamado  dependen del mismo Dios, por el otro somos hombres y mujeres pecadores e imperfectos que servimos también a hombres y mujeres imperfetos, en este trasegar diario, muchas veces no nos consideramos a nosotros mismos, volviéndonos intolerantes con nuestras críticas, al ver que algunas veces  nuestras aspiraciones no son cubiertas, y las metas que tenemos parecen inalcanzables. 


2. Quien es el que llama, constituye o establece?


Como lo escribi en la introducción, es solamente Dios quien lo hace y no hay nadie mas fuera de él,  no hay ningún otro, él es el emisor, él es quien constituye, nombra, llama, establece, él lo hace como el desea, de acuerdo a su plan para con su santa y amada iglesia. Cuando Dios llama, el mismo capacita, el mismo respalda este llamado, el mismo da visión a cada uno de los que llama, el mismo coloca esa misma pasión que hay en Cristo para servir con amor al perdido, al hambriento, al débil. Es él mismo quien capacita, el que enseña, el que perfecciona para la obra de su santo ministerio.

El llamado a servir de esta forma es particular, es privado, es de corazón a corazón, del corazón de Dios al corazón de quien él llama. 
Desafortunadamente hoy en día muchos ejercen como siervos de Dios sin este santo llamado, mas bien actúan en una posición dada, atendiendo el llamado de hombres y mujeres quienes se creen como el mismo Dios, con capacidad de ver al corazón, de decir y establecer que clase de dones y llamado existe en determinadas creyentes. Estos ministros, sin cuidado y sin reparo delante de Dios imponen manos para constituir lo que Dios nunca ha llamado, por esta razón vemos que a muchos de estos a los que alguna vez se le impusieron manos como siervos de Dios, quedaron frustrados a la vera del camino y no pudieron funcionar en lo que les nombraron, por mas que pusieron todo su empeño. 
Por otro lado vemos a otros ejerciendo como siervos de Dios, enaltecidos, exhibiendo orgullosamente sus títulos universitarios para ejercer poder, señoreando sobre la grey del Señor. Que lejos están de ser como el príncipe de los siervos, Jesucristo nuestro maestro y eterno ejemplo de servidor.
Tanto los llamados por Dios a este servicio como los llamados por los hombres y mujeres, los conoceremos cuando haya pasado un poco de tiempo en sus funciones y sabremos en verdad si fueron llamados por Dios o por el hombre, sus frutos serán visibles, bien dice la palabra, por sus frutos los conocereís.


3. A quienes llama Dios, y que criterios tiene él para llamar?


Corintios 1:20-31 “Pues está escrito:Destruiré la sabiduría de los sabios, 
Y desecharé el entendimiento de los entendidos.
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 
Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 
Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 
Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. 
Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.”

En mi primer viaje misionero en una capital latinoamericana, se acercó a mí una mujer muy respetada en medio de la vecindad donde yo predicaba, la cual me preguntó: ¿Con que autoridad viene usted a predicarnos la biblia sin ser un sacerdote ordenado?
Yo le conteste: con la autoridad que nos dió Jesucristo y con mi biblia en la mano, comencé a enseñarle la palabra de Dios desde la gran comisión escrita en el evangelio de Marcos 16, luego le enseñé lo escrito en el evangelio de Juan 1, en como Jesucristo llamó a sus primeros discípulos, también le enseñe quienes eran ellos, personas sencillas, imperfectas como nosotros, muchos de ellos sin ninguna formación académica, le instruí en como estos primeros discípulos de Jesucristo y pioneros de la iglesia fueron pescadores, recolectores de impuestos, personas débiles en sus personalidades, le enseñe, en como solo por la obra del Espíritu Santo después que el descendió sobre ellos, se manifestó en sus vidas convirtiéndolos en los verdaderos siervos, ministros y sacerdotes del Dios altísimo en este nuevo pacto de su gracia. 
Finalmente me referí a este pasaje escrito en 1ra de Corintios 1. Dios escoge a quien él le place y llama y establece a quien él quiere, dotándolo de dones espirituales que vienen de él, y es por esta capacidad espiritual que Dios provee, que los que hemos sido llamados podemos funcionar, no por nuestras capacidades, o por la instrucción o formación académica que hayamos recibido asistiendo a un seminario o universidad, ya que allí aprendemos ciencias de hombres mas lo que recibimos de Dios es su santa unción para poder ejercer como sus verdaderos sacerdotes. Al final de esto ella dió gracias y entregó gozosa su vida al Señor.


4. Algunas consideraciones.


Como servidores de Dios, predicamos y tratamos directamente con hombres y mujeres imperfectos y pecadores, tanto salvados como perdidos, pero lo que es más complicado, es que también nosotros somos imperfectos y pecadores. Si somos objetivamente honestos con nosotros mismos, nos daremos cuenta de que fallamos tanto que muchas veces llegamos a cuestionarnos si somos o no dignos del título “siervos de Dios”. 
Yo sé que muchos no estarán de acuerdo conmigo, pero si el mismo Dios poderoso en este momento mostrara  todo lo oculto que hay en nuestros  pensamientos, en algunos de nuestros deseos que en nuestra humana debilidad podemos tener, encontraríamos que en nosotros mora el mal. Como siervos del Dios altísimo, no vivimos encapsulados  en un mundo de santidad, tampoco nuestro cuerpo carnal ha sido transformado todavía, al contrario esta totalmente contaminado de pecado, también vivimos en un mundo que nos ofrece sus deleites, entonces podríamos decir, gracias Dios porque no es por mi, por mi capacidad, por mi santidad, sino por tu obra maravillosa en mi. Si bien y gracias a Dios tenemos un espíritu regenerado que nos permite saber y hacer su santísima voluntad, tambien seguimos con nuestros pies en este mundo, por lo tanto considerémonos a nosotros mismos, así como el mismo Pablo se atrevió con humildad y valentía  a confesar diciendo en Romanos7:19-25  lo siguiente:

“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 
¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? 
Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.”

El mismo Pablo mas adelante hallaría una respuesta contra esta terrible  flaqueza,  el mismo Dios le contestó a estas profundas preguntas en cuanto a nuestra humana debilidad. 

2da. Corintios 12:9 “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.” Este cuerpo en que vivimos esta destinado a la muerte, somos débiles pero en nuestras debilidades Dios se manifestará, Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Estamos llamados a ir a predicar el evangelio, a imponer manos para sanidad, a sanar enfermos, a libertar cautivos del pecado y de Satanás. Hemos sido constituidos sacerdotes de este nuevo pacto de la gracia de Dios, recibimos directamente de Dios la capacidad y su santa unción para ejercer en este santo llamado, estamos llamados a ser santos y a vivir como tal, mas no podemos olvidarnos que en nuestra humana naturaleza somos imperfectos, somos pecadores, que todo el tiempo necesitamos de la predicación de su santa palabra y de su Santo Espíritu que nos perfecciona, que nunca llegaremos a la total perfección, sino que estaremos siempre en un continuo proceso en donde por medio de las pruebas seremos perfeccionados, nunca olvidemos que no somos productos terminados sino en proceso
Yo mismo hoy mientras me acerco a los 60, aun siento en lo profundo de mi corazón,  la magnitud de su santo llamado y la falta de mérito en cuanto a mí, pero prosigo adelante con denuedo en obediencia y amor a quien me llamó a este santo ministerio. Seguiré compartiendo su santa palabra, nunca dejaré de hacerlo, no por mi, sino que verdaderamente me debo a El y aunque quisiera nunca pero nunca podría negarme a hacer lo que el me llamó.
Ruego a Dios que cada día me de el mismo amor, la misma pasión, la misma dedicación que hay en Cristo, que Dios no me permita ser un predicador amargo, egoísta, obstinado, que me enseñoree de sus ovejas, sino que pueda considerarme como una mas de ellas.
Como siervo de Dios sueño con un día cuando Dios me llame a su presencia poder decir como Pablo dijo: He corrido la carrera, he llegado a la meta, quisiera mientras tanto avanzar a esta meta con mas fe, con mas entusiasmo, con mas fuerza, con mas coraje. Sé que Dios me ha dado una visión y con fe pido a Dios me permita ver el fruto de ella. 

Gracias Dios mio por este santo llamamiento, gracias por cada siervo de Dios que en medio de dificultades hoy se dedica a servirte, a proseguir construyendo tu santa obra sobre la tierra, yo te pido padre que seas tu mismo de acuerdo a tu santa promesa quien los capacita cada día, quien los fortalece cada día, quien los envía, en fin Padre bueno tu eres nuestro Señor y amo a quien servimos.

Glorifícate Señor. Amen




12 noviembre 2012

La salvación recibida por la gracia de Dios. Segunda parte

Introducción


Esta parte es la continuación de la primera, vista bajo la lupa del nuevo testamento. Como antes había referido el antiguo testamento nos muestra al que habría de venir y manifestarse posteriormente, Jesucristo, para solucionar la trágica situación de la muerte espiritual del hombre, su relación con Dios y su vida sobre la tierra.
En el nuevo testamento,  podemos leer claramente su palabra revelada libre de símbolos ya que el velo que nos separaba en cuanto a Dios fue roto por Jesucristo, en el nuevo podemos decir claramente esta palabra escrita es para la iglesia de Jesucristo o sea para nosotros.
Para comenzar a tratar este tema  partiremos de donde concluimos, es decir que recibimos una herencia adámica atreves de nuestros padres terrenales, es decir una herencia en carne y sangre, un cuerpo mortal contaminado del pecado de Adán, un alma la cual esta manchada también por este pecado y un espíritu muerto lamentablemente también por esta misma causa.
Que tremendo contraste con respecto al comenzar del hombre sobre la tierra: mientras en el viejos nacimos completos, llenos de la misma vida de Dios; en el nuevo comenzamos con que estamos muertos en delitos y pecados, recibimos una muerte como consecuencia de una iniciativa del hombre, de Adán, quien sabiendo lo que estaba haciendo con respecto al fruto prohibido, comió y por consiguiente murió y  todos heredamos la muerte y contaminación de él.

1. Nacimos muertos.


En romanos 5:12 dice así la palabra de Dios: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
En esta verdad bíblica podemos ver varios aspectos:

a.     El pecado


No podemos olvidarnos de este flagelo en la vida del hombre, ya que este fue la única causa de la muerte de Adán y nuestra. No podemos olvidarnos del estado lamentable en que nos dejo Adán: Muertos por el pecado. Tenemos que estar consientes de él, tenemos que saber también que Dios odia al pecado, aunque ama al pecador, mas no por el pecado, sino por su gracia y misericordia.

b.    Adán


Ay un agente, alguien con el cual esta enfermedad mortal y contagiosa llego a toda la humanidad, este fue Adán, por él fue que el pecado llego al mundo. Sin embargo no tenemos por ningún momento que olvidarnos de donde provenimos nosotros, ya que todos sin excepción alguna venimos de Adán, y llegamos en la misma naturaleza que él nos dejo: un cuerpo y un alma, sin espíritu.

c. La consecuencia    


La consecuencia del pecado es la muerte, pero cual muerte preguntaran algunos, ya que nacimos vivos: la espiritual la que nos dejo Adán, la que el pecado mato. Esta muerte dice el mismo verso paso de hombre a hombre, desde Adán hasta nosotros. Este es el lamentable estado en que nacimos y muchos viven aun en este estado.

d. La incapacidad total.

Quedamos totalmente incapacitados para poder hacer algo por nosotros mismos para solucionar nuestro problema de muerte, de condenación, ya que un muerto, muerto esta, ni siquiera deseos de recibir vida puede tener, no nos olvidemos cuando tratamos en la primera parte la primera actitud que Adán y Eva tuvieron después de pecar por primera vez: Huir de la presencia de Dios y esconderse de él.
Algunos de nosotros podemos quizá pensar como yo mismo pensaba cuando alguien enviado por Dios comenzó a predicarme del evangelio de salvación. Recuerdo muy bien mi respuesta y mi actitud: “Vaya con su predica a otro lado, yo he oído de Jesucristo desde que tengo uso de razón” contestaba, solo que como la misma palabra dice: “de oídas había oído” no había nacido de nuevo y mucho menos tenia una relación con El; lo que tenia no era mas que una tradición religiosa que me cegó por años. Yo creía y así se lo dije alguna vez a mi amorosa esposa cuando ella misma trató de enseñarme de Jesucristo: “Yo soy bueno” le dije a ella, y proseguí diciendo: “No ves que soy un buen esposo, un buen padre, hasta un buen vecino, a nadie le hago daño, ni robo, ni mato, ni cosa parecida.” Yo me bastaba así mismo y no necesitaba a ese Cristo ni a la solución que me ofrecían por medio de su evangelio.
Años después cuando el mismo Señor me atrapo, cuando el mismo Señor me derribó del pedestal terrenal que tenia, y por medio de su santo Espíritu me convenció de pecado y de juicio, me daría cuenta que nada de lo que yo pensaba era verdad y que mis obras aparentemente buenas, no servían para nada, es mas dice la palabra que son como trapos inmundos delante de Dios.
 
La Biblia enseña claramente en Romanos 3:10-12: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”
Que terrible, No hay justo, ni aun uno, y después dice: Todos, esto me incluye a mi y a ti, en este terrible estado de muerte quedamos después de Adán y muchos de nosotros, los que la salvación que Jesucristo ofrece por medio su evangelio aun no se ha manifestado, así podemos estar viviendo.

2. El contraste entre nuestro estado y la iniciativa de Dios


Efesios 2:


Quisiera estudiar este texto bíblico con especial cuidado ya que nos da una revelación completa desde el comienzo de nuestra vida terrenal, el estado en que vivíamos, la obra de Jesucristo, la manifestación de la salvación y la vida abundante sobre la tierra. Iremos parte por parte.

a. Nuestro estado clínico espiritual antes del nuevo nacimiento.


Efesios 2: 1-3 “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás."
Esta era la radiografía de nuestra alma, estábamos muertos, repito, nos dio vida, cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados que nuestra naturaleza adámica siguió viviendo después de la caída de Adán. Démonos cuenta de:

b. Estábamos muertos.


Muertos espiritualmente, más vivos  en cuerpo y en alma, haciendo lo que el mundo nos ofrecía, y que es lo que el mundo ofrecía y sigue ofreciendo: Moda, prestigio, placeres para el alma como para el cuerpo, como música del mundo, alcohol, sexo, etc., Estas ofertas venían del príncipe de la potestad del aire, Satanás, de quien éramos sus esclavos.

c. Vivos en cuerpo y en alma.


Nuestro texto se refiere de nosotros como bipartitos: Carne o sea cuerpo y pensamientos o sea alma, ya que nuestra alma, hasta antes de nacer de nuevo solamente estaba regulada de acuerdo a la información de nuestros cinco sentidos (cuerpo), que a su vez eran tratadas por nuestro pensamiento y conllevaban a una determinada conducta. Después que nacimos de nuevo y si somos creyentes espirituales vivimos regulados por el espíritu y las leyes espirituales, mas si somos creyentes carnales seguiremos viviendo muchas veces de acuerdo al alma, en nuestros sentimientos, arriba y abajo, como una montaña rusa.

d. Éramos por naturaleza hijos de ira lo mismo que los demás:


El contenido de este verso nos da a entender que por razón de la naturaleza en la que quedamos viviendo, es decir la adámica. Cuando dice “lo mismo que los demás” nos da entender que nos esta comparando con un grupo especial de personas, hijos de ira, es decir los que están destinados para la ira de Dios, los que Dios no tiene misericordia alguna, así quedamos después de la caída de Adán, igual a estos, y así como ellos nos comportábamos, ya que la parte espiritual, que es la de Dios, no existía en nosotros, quedo muerta con el pecado.

3. Buenas nuevas de salvación para el pecador. La acción salvífica de Dios.


Efesios 24-7 “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,  aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”
“Pero”: Cuando aparece esta palabra en medio de este texto, nos indica un tremendo contraste, entre la terrible situación del pecador muerto y la actitud bondadosa y amorosa de parte de Dios. Este pero parte en dos este texto: es decir a pesar de la incapacidad del pecador por hacer algo por buscar salvación o perdón,  viene Dios con su gran misericordia y por medio de su gracia divina nos provee de este perdón y esta salvación.
Hay dos palabras muy importantes y significativas en este texto: La misericordia de Dios y la gracia de Dios, las dos partes intrínsecas del mismo Dios, ya que Dios es misericordioso y Dios actúa en amor por medio de su gracia. Sin embargo para aclarar un poco más allá de ellas me referiré por separado:

a. La misericordia de Dios.


Nosotros fuimos hechos a la semejanza de Dios y en algunas situaciones de nuestra vida se reflejan atreves de nosotros. Si vamos caminando por una calle céntrica de nuestras ciudades y de pronto vemos una madre sin un brazo, cuidando a dos o tres pequeños, pidiendo limosna sobre la calle, como es nuestra reacción?,  no sé que pase con tu sentir, pero  yo me conmuevo en mi alma y por lo menos digo: ¡huuuuuy! Pobrecita, que triste es ver este cuadro, mi corazón siente compasión y mi mano se dirige a mi bolsillo para proveer algo de dinero que pueda aliviar en algo a esta mujer.  De la misma forma los ojos de Dios se dirigieron a nosotros sus amados hijos y nos vieron muertos en nuestros delitos y pecados. Al vernos el en esta terrible situación, él se conmovió, sintió compasión por nosotros sus hijos caídos en desgracia y entonces actuó en gracia por medio de su gran amor con que nos amó.

b. La gracia de Dios.


La gracia de Dios es el mismo Jesucristo hecho hombre, regalo de Dios para el pecador perdido.
Muchos damos por poco este tremendo regalo de Dios para nosotros, por esto deseo hablar un poco de lo mucho que Cristo significa para cada uno de nosotros:

i) Salvación, justificación, redención.


La ley de Dios es una ley Santa y quien la dicto, Dios Padre exige que esta ley se cumpla, hasta su última coma.  En el libro de génesis, aun sin una ley que nos regirá, ya teníamos un mandamiento y una advertencia clara: “porque el día que de el comieres ciertamente morirá”. En el nuevo testamento en romanos dice esto refiriéndose a esta ley: “porque la paga del pecado es muerte”. Muerte quiere decir infierno, hades, condenación; y esto era ni más ni menos lo que el pecador o sea nosotros merecíamos, por el pecado de Adán el cual heredamos y por nuestros pecados cometidos posteriormente en nuestra vida.

ii) El juicio por nuestro pecado.

Dios padre como juez supremo exige un juicio por nuestro pecado, y este juicio es de acuerdo a su santa ley, esta ley, nos condena, no tenemos escapatoria, tendremos que pagar la condena que ella exige: Infierno.
En el estrado esta el supremo juez, Dios Padre, en sus manos hay una ley. Delante de el hay un pecador acusado de infringir esta ley, con su cabeza agachada esperando el veredicto, él sabe que merece condena. También hay un acusador, Satanás quien exige la máxima condena, condenación, muerte, infierno. Este es el cuadro del juicio por nuestro pecado delante de Dios.
Jesucristo sabia a que había venido a este mundo, tomaría nuestro pecado, se haría pecado por nosotros, pagaría por todos y cada uno de nuestros pecados. Así nos indica la palabra de Dios.
Lucas 22: 41-42 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
Cuando llego el momento, fue prendido por quienes utilizaría Dios para este juicio, los mismos judíos. Mas quisiera que prestáramos un momento de atención a la condena que recibió el.
Delante de la ley del hombre existen distintos delitos de acuerdo a su gravedad, estos son penalizados con distintas condenas de acuerdo a un justo juicio. El ladrón recibe su condena por lo que robo, el mentiroso su condena por su falso testimonio, el asesino también recibe su condena por su crimen y así cada uno de acuerdo a la gravedad del delito. Cristo fue ultrajado, fue humillado, fue atado, fue azotado, fue coronado con corona de espinas, fue clavado en una cruz con clavos en su cuerpo y finalmente murió en esta cruz. El pago por nuestro pecado, desde el más pequeñito que los escogidos de Dios habíamos y habremos de cometer como también pago hasta por el más atroz de los crímenes que igualmente habíamos y habremos de cometer.
El murió crucificado en un madero, esta era la pena máxima que un criminal en su tiempo podía tener, El pago por todos nuestros pecados, así lo dice su santa palabra: Colosenses 2:13-14  "Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz."
Amados de Dios que regalo tan inmenso, el juicio por nuestro pecado ya pasó, sucedió ese glorioso día allí en la cruz del calvario, la ofrenda por nuestro pecado fue aceptada por el Padre, este juicio ya pazo, alegrémonos y regocijémonos, ya nunca más seremos acusados, delante del padre por nuestro pecado. Gracias Cristo por tu amor.

iii) Un reo vicario.


Antes de la misma fundación del mundo, el problema del pecado de los hijos de Dios ya había sido resulto, leamos lo que nos enseña la santa palabra:
Hechos 2:22-23  “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole”.
Cuando la palabra dice: “a este”, esta señalando a Cristo, quien se entregó voluntariamente por nosotros como hijos de Dios caídos en pecado.
Cuando dice: por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios”, nos esta hablando que, El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo, como consejo de Dios, se reunieron  y determinaron  con su anticipado conocimiento, como solucionar el problema del pecado de sus escogidos, desde Adán hasta nosotros y nuestra conducta delante de Dios, y determinaron que Jesucristo, El hijo de Dios, se entregaría voluntariamente, tomando nuestro lugar de pecadores acusados, que como pecador vicario, recibiría el justo juicio que demanda la ley de Dios. El recibiría la condena que nos correspondía a ti y a mí. Esta era la única forma que Dios padre aceptara una ofrenda viva, para que con su muerte y con su sangre  limpiara, redimiera y nos justificara de nuestro pecado. Jesucristo, El cordero Santo se ofreció por nosotros gratuita y voluntariamente.
Pensemos por un momento en el gran amor de Dios. Si nosotros mismos hubiésemos pasado por este juicio delante de Dios hubiésemos todos perecido sin remedio, hubiésemos sido condenados. Mas es aquí donde Dios con su gran amor nos sorprende con este inmerecido y tremendo regalo de su gracia, ya que nosotros mereciendo castigo, no nos castigo, sino que Jesucristo su amado hijo se coloco en nuestro lugar, el recibió el castigo que merecíamos. Más aun sabiendo Dios de nuestra imperfección humana, no solo nos salvo, sino que por medio del mismo Cristo  y su resurrección nos dio vida juntamente con el, nos dio también su Santo Espíritu, para que iniciará en nosotros el proceso de santificación de nuestras vidas. Más adelante me referiré a esta vida.

4. Salvación, vida eterna.


Continuemos masticando los que nos dice la palabra aquí en Efesios: “nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”
Salvación es vida espiritual, es nuevo nacimiento, Vida eterna, vida espiritual en Cristo Jesús, reconciliación para con nuestro Padre.

a. Cuando recibimos esta vida, esta salvación?


La recibimos aquel día allí en el calvario. Observemos bien la expresión: “Por gracia sois salvos”, vemos que el verbo como esta conjugado nos indica: que ya sucedió, que hoy esta vigente y que seguirá siendo vigente; que significa esto?, que la salvación concedida es una salvación completa, es decir, salvación  en todos los tiempos; por nuestro pasado, quedando borrados todos nuestros pecados cometidos, en nuestro presente perdonando a diario nuestras ofensas contra Dios y dándonos a vivir una vida llena de bendiciones abundantes y finalmente una salvación futura, en donde nos perdona también nuestras transgresiones futuras y nos promete una redención de entre los muerto y una vida junto a Dios en el cielo.
Yo te quiero hacer pensar un poco: Cuando Cristo murió en la crúz, donde estaban tus abuelos, tus padres; donde estabas tú y finalmente donde estaban tus hijos  y tus nietos. La respuesta no es difícil de contestar no habían nacido aun.
Ahora te pregunto: Pago Cristo, aquel día en la cruz por los pecados que tanto los tuyos como tu cometerían, ya que ninguna había nacido aun?. Si tu repuesta es afirmativa, como es la verdad, entonces podemos estar seguros que hemos recibido una salvación completa, que todos nuestros pecados fueron pagados, ya que para él era en el futuro, pero el ya sabia que estaba allí en nuestro lugar pagando por nuestros pecados.

b. Que clase de salvación o vida hemos recibido?


En Juan 3:16 Cristo mismo nos dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
La vida, la salvación que recibimos es eterna, es para siempre, es decir no se pierde, ya que si se perdiese, Cristo tendría que volver a morir en la cruz nuevamente ya que es la única forma de pago por nuestro pecado que el Padre acepta, y esto no va a pasar, ya que cuando Cristo vuelva la siguiente ves vendrá para recoger a su santa iglesia, para arrebatar a su hijos y llevarlos con el a los cielos. Si se perdiera  querría decir también que no habría pagado por todos nuestros pecados como arriba lo estudiamos. Él nos ha dado vida eterna, salvación eterna, y no hay forma de que la perdamos gloria a Dios. Amen y amen.

c. Con que fin hizo Dios esto?


“para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” Cuando la palabra dice Para significa con un fin determinado, ahora estamos viviendo en los siglos venideros, y el propósito de Dios es que podamos mostrar a los que nos rodean, al mundo entero, las abundantes riquezas de su gracia.
Como estamos viviendo en estos tiempos? es una vida en victoria y agradecimiento a Dios todos los días, es disfrutando de las abundantes riquezas de su gracia, o, al contrario es en una continua queja y lamento con nosotros mismos y con Dios mismo?, si es esto ultimo tendremos que revisarnos y cambiar nuestra actitud de vida. Somos victoriosos, todo lo podemos en Cristo Jesús, somos luz del mundo y sal de la tierra, somos bienaventurados sus hijos.

d. Que medio utilizo Dios para que nosotros pudiéramos recibirla?


En Efesios 2:8-9 dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;  no por obras, para que nadie se gloríe.”
Nuevamente la palabra insiste en repetirnos una vez más como  hemos sido salvos: “Porque por gracia sois salvos” y nos añade por que medio lo fuimos:” por medio de la fe”; Esta afirmación es de gran importancia,  nosotros debemos de estar claros y muy claros de esto, la salvación o vida eterna la recibimos única y exclusivamente por LA GRACIA DE DIOS.
También la palabra nos informa claramente que medio utilizó Dios para que nosotros la pudiéramos recibir: LA FE, es solamente por este medio que nosotros  podemos recibir la salvación, no hay otro.
Nos informa también la santa palabra que esta fe con la cual podemos nosotros creer en la obra salvífica  de Jesucristo no es nuestra, ya que dice claramente que es un don  o regalo de Dios, y como para ponerle el moñito al regalo que Dios nos dio inmerecidamente, dice:” no por obras, para que nadie se gloríe.”  Yo solamente puedo decir a esto gracias Dios mio que fue así, que fue por tu obra, por tus méritos, para tu gloria.
Desgraciadamente hoy todavía hay un grupo de predicantes que andan enseñando que es por nuestras obras, que es por que nosotros hemos decidido ir a buscar a Dios para que nos perdone, que somos los pecadores los que decidimos en aceptar o rechazar la salvación que Dios nos ofrece, quitándole la gloria a Dios para que sea el hombre  por medio de su iniciativa propia quien se salva, es decir por sus obras, que tremenda mentira cuando Dios mismo nos dice que no es por nuestras obras. Tampoco es porque nos congregamos, porque nos bautizamos, porque ayunamos, porque leemos más a menudo la biblia, porque demos más diezmos, porque podamos repetir la oración de fe que otra persona nos dice que repitamos y afirman que después de hacerlo ya quedamos listos para el cielo; que triste es esto, que podemos hacer ante esto? Ir a la santa verdad y defenderla, aquí esta claro es únicamente por la obra de amor de Dios, por su gracia, por medio de la fe que el mismo nos dio, no por obra de nadie, duélale a quien le duela, es solo por la iniciativa y la gracia de Dios.
¡Hay Dios mio!. Que tal si el pecador pudiese pagar por sus pecados, si aun afirmando Dios que él es el autor y quien regaló esta salvación, aparecen tantos humanos dándose gloria, como seria si esta salvación se pudiera compra con obras. No olvidemos que esto es lo que la iglesia estaba enseñando, cuando comenzó la reforma de la iglesia: compra de salvación por medio del pago de indulgencias, invento de un papa quien se hacia pasar por el mismo Dios. Tengamos cuidado de esto y así como Lutero, como Calvino y sus predecesores defendamos la verdad hasta con nuestras vidas si es necesario.

e. Y entonces que a cerca de nuestras obras?


En Efesios 2:10 nos enseña así la palabra en cuanto a nuestros obras con respecto a la salvación. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
Démonos cuenta que nuestras buenas obras aparecen después que la obra salvífica de Jesucristo se manifiesta en nosotros, es decir, estas obras son una consecuencia de la salvación recibida, no una condición para recibirla. Estas obras, las cuales dice la santa palabra, que Dios preparó de antemano para que nosotros viviésemos en ellas, no es nada mas ni nada menos que nuestro diario vivir, siendo la luz del mundo, siendo sus sacerdotes, sus embajadores sobre la tierra, sus discípulos, allí donde estemos presentes, en el lugar que sea, durante las 24 horas del día, cuando estemos en obediencia a su santa voluntad, allí estamos haciendo estas obras. Bendito sea el Nuestro Cristo que no nos dejo solos, sino que se encarno en nosotros y por medio de la obra de su Santo Espíritu podemos llevar a cabo estas obras, para su gloria y honra.

f. Que acerca de nuestro arrepentimiento?


Cuando pensamos en el arrepentimiento, por un momento podríamos decir: “algo podemos hacer por nosotros mismos para recibir este regalo de salvación, mas sin embargo ni siquiera el arrepentirse  viene de nosotros, ya que también lo recibimos de Dios, así nos informa claramente la santa biblia:
Hechos 5:30-31 “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.”
Hechos 11:18 “Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!”
2 Timoteo 2:24-26 “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.”
En estos tres versos vemos como la palabra de Dios nos enseña que tanto a judíos como a gentiles, Dios dio arrepentimiento, esto quiere decir claramente que el arrepentimiento que salió y sigue saliendo de nosotros, lo ha colocado Dios, así como coloco la fe como un regalo más. La fe y el arrepentimiento son como dos hermanitos siameses, siempre actúan juntos, están juntos y los dos son regalos de Dios partes del regalo de su gracia en Jesucristo. Si Dios no hubiese puesto estos dos dones en nosotros, ni podríamos creer, ni nos podríamos arrepentir de ninguno de nuestros malos actos.

g. Entonces que debemos hacer nosotros para recibir la salvación?


La respuesta es nada, ya que como lo vimos anteriormente es un regalo inmerecido de Dios. Fue Cristo el que murió por tu pecado, fue cristo el que resucitó y con el nosotros, fue él quien pagó la deuda de nuestro pecado, fue él nuestro único redentor. Tengamos en cuenta que no hay ni existe ningún corredentor o corredentora, solo existe un solo redentor y es Jesucristo el hijo de Dios.
Cuando recibimos un regalo valioso que no esperábamos, lo único que podemos estirar es nuestro brazo de fe, recibirlo y decir gracias, es lo único que podemos decir ante tan tremendo regalo de sorpresa, gracias Dios nuestro, gracias por tu amor y misericordia, gracias por habernos escogido para salvación, gracias por no habernos dejado mas en esa vida de muerte en la cual estábamos. Gracias, gracias Señor.

h. Que costo tubo esta salvación?


Para muchos, esta salvación es valorada muy barata ya que al pecador no le costó nada, ya que éste no pago absolutamente nada por ella, pero esta salvación es lo mas costoso que hemos recibido de Jesucristo el hijo unigénito de Dios, a él le costó su propia vida, fue paga no a cualquier precio, de oro o de plata o de dólares, o de euros o cualquier otra moneda o valor, fue paga a precio de la santa sangre de Jesucristo, no hay nada en este mundo mas valioso que ella, es la única forma de pago que El padre aceptaba, no había otra forma de comprarla o pagarla, solo fue por medio de ella. Tremenda deuda tenemos con Dios, nuestras vidas que estaban en esclavitud y perdidas, fueron compradas por el, le pertenecemos a él, él puede disponer de ellas como a el mismo le parezca, no tenemos derecho de propiedad sobre ellas, son de él y punto, duélale a quien le duela. Cuando estemos conscientes de esta verdad y podamos entregarnos completamente a Cristo para que sea el quien maneje  nuestra vidas de acuerdo a su santo plan, entonces podremos en verdad experimentar de su gobierno, de su reinado, de las ventajas de pertenecer a su familia santa sobre la tierra  como sus hijos.

i. Podemos perder esta salvación recibida?


En el evangelio de San Juan 3:16-18 nos Dice Jesucristo mismo, refiriéndose a él mismo como el hijo de Dios y el propósito de su vendida al mundo:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
Cuando Cristo mismo nos rebela, que el propósito de su venida, nos dice:
a. Que fue por el amor de Dios.
b. Que es por la fe que le podemos recibirle a él y como consiguiente su obra.
c. Que si le recibimos como consecuencia no nos perderemos, es decir, ya Dios no nos     condenará.
d. Nos informa que clase de vida o que clase de salvación hemos recibido: VIDA ETERNA. Eterna quiere decir que no tiene fin, es por la eternidad, y esto a su vez nos dice que no la podremos perder. Solo hay una condición: “el que en el cree, no es condenado, pero como ya lo estudiamos antes, el que puede creer es porque tiene fe y esta fe a su vez es recibida como un regalo de Dios.

5. El nuevo nacimiento.


Jesucristo mismo, se toma tiempo para enseñarnos , que tanto para ver como para entrar al reino de Dios es necesario nacer de nuevo, así no lo enseña en San Juan 3:1-6 “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”
Nacer de nuevo es volver a recibir vida espiritual en nosotros, vida de Dios en nosotros, ya que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados.
Nuestros padres nos engendraron en carne y sangre, mas es Dios mismo quien nos engendra en su esencia misma, en espíritu; “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”
En el mismo instante que Dios llama mediante el mensaje de buenas nuevas de Jesucristo a nuestro oído externo, la fe salvadora actúa en nosotros. Es como si hubiésemos vivido todo el tiempo en oscuridad y de pronto ese interruptor espiritual llamado fe prendiera una luz delante de nosotros, permitiéndonos ver la nuestra real situación de vida, dándonos luz para poder vernos en nuestra trágica situación de pecado y de muerte que nos encontramos. Es como si en verdad con nuestros mismos ojos pudiéramos vernos en un espejo para contemplar las terribles manchas del pecado en nuestra alma.
Esta misma luz nos muestra a Jesucristo moribundo en la cruz, mirándonos con misericordia y amor intenso, como diciéndonos; "Yo estoy aquí por ti, yo no me bajare de esta cruz por amor a ti, porque te amo, yo moriré para que tu vivas". Al oír estas palabras y ver esta visión de Jesucristo, entenderemos su gran amor y su obra maravillosa y activará el arrepentimiento en nuestro corazón, ese arrepentimiento que Dios nos dio y que es para vida, entonces El Espíritu Santo de Dios tocará nuestro espíritu muerto, dándole vida. Es allí donde se produce ese nuevo nacimiento.  Sin embargo no todos tendremos esta experiencia ya que muchos hemos sido tan tremendamente bendecidos en nacer en un hogar cristiano, y desde nuestra niñez tener la posibilidad de ser enseñados en la obra de Jesucristo, guiados con amor por nuestros padres da tal forma que no anduvimos desordenadamente por el mundo, para personas así, el nuevo nacimiento estará marcado como un instante, en el cual sus vidas se llenan súbitamente de gozo de deleite en Jesucristo, de un intenso amor  por él, nuestro entendimiento se abre para poder comprender su obra y su mensaje.

6. Conclusión.


Dios crea al hombre bueno y santo pero como lo estudiamos en la primera parte, el hombre por decisión propia desobedece comiendo del fruto prohibido y como consecuencia muere espiritualmente quedando solo viviendo en cuerpo y en alma.
Así vive el hombre hasta la venida de Jesucristo, quien como hijo de Dios se hace visible, naciendo de una mujer y tomando cuerpo de hombre. El viene con la misión de cumplir la ley que Dios había dictado sobre el hombre, y por lo tanto como esta ley demandaba un juicio y un pago por la transgresión del hombre contra Dios, entonces, toma Jesucristo  de forma vicaria la posición que al hombre pecador le correspondía, muriendo en la cruz y mediante el derramamiento de su sangre santa paga la deuda de todos nuestros pecados.
Aprendimos también que la salvación es dada sola y exclusivamente por la gracia de Dios, que esta gracia de Dios, es el mismo Jesucristo, que esta salvación es un regalo gratuito, que no se puede ganar por medio de obras, sino que únicamente se puede recibir por medio de la fe y que esta fe es también un regalo de Dios, para que utilizándola podamos creer en la obra de Jesucristo y por lo tanto recibir esta salvación.
Hablamos también de varios aspectos de esta salvación como: Quien la otorga y de que manera, que clase de salvación es la que hemos recibido, con que fin la recibimos, cuanto costó esta salvación, y finalmente tocamos algunos puntos como nuestro arrepentimiento, nuestras obras y nuestro nuevo nacimiento.

Oración:


Padre bueno, padre  de amor, de  misericordia y de toda gracia, vengo delante de ti en el nombre de tu amado hijo Jesucristo, te alabo Padre por tu amor, te alabo padre porque sin ser merecedores de nada bueno, ya que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, nos diste de tu gran amor, nos diste a Jesucristo tu amado hijo y por medio del el trajiste vida a nosotros.
Señor hoy mi boca se abre para pronunciar lo que hay en mi corazón, amor por ti, agradecimiento contigo, que seria de nosotros , si tu gracia nos se hubiese manifestado, hoy solo puedo humillarme delante del trono de tu gracia y decirte gracias, gracias mi Señor.
Padre en el nombre de Jesucristo he compartido tu mensaje de buenas nuevas de salvación, tu has prometido que esta no volverá atrás vacía, sino que llevará mucho fruto, en tu mismo nombre Jesucristo la lanzo como espada de dos filos, declarando que llega a muchos lugares y personas.
Yo la lanzo al mundo cumpliendo tu mandamiento y confió en que tú eres quien la lleves al necesitado, al extraviado, al perdido, al pecador cautivo que requiere de ti. Señor, así como hiciste con migo, trae vida atreves de ella, que hayan muchos nuevos nacimientos, muchas vidas y familias bendecidas y que todo absolutamente todo sea para tu única gloria. Amen.